¡Europa está de cumpleaños! El pasado 25 de marzo de 2007 cumplió su 50 aniversario. En este día en el año 1957 seis estados europeos, firmaron el Tratado Constitutivo de la Comunidad Económica Europea y el de la Energía Atómica, conocidos como los Tratados de Roma. Este fue un momento estelar en la historia de la integración europea comenzada en realidad con la declaración de Robert Shuman y con la firma del Tratado constitutivo de la Comunidad del Carbón y del Acero por parte de los seis países fundadores (Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos). Hoy 27 Estados integran la Unión Europea. Sus 500 millones de habitantes conviven pacíficamente en una Europa libre, democrática y económicamente exitosa. Hoy los europeos realizan sus actividades comerciales en el mercado interno más grande del mundo y pagan con una moneda única. Los fronteras nacionales europeas, las cuales durante siglos fueron objeto de grandes luchas, hoy en día ya no dividen a los pueblos. Son todos motivos más que suficientes, que los europeos de los cuatro puntos cardinales tenemos, para celebrar estos cincuenta años de integración europea. El principal posiblemente sea el comprobar que las dos últimas generaciones europeas han podido disfrutar de un experimento que comenzó al término de la Segunda Guerra Mundial y que ha dotado al viejo continente del periodo mas largo de paz y estabilidad de su historia. La Europa que queremosLa incorporación sucesiva de los respectivos países, la evolución y desarrollo de los distintos tratados, la creación y circulación del euro, y, en un cierto sentido, el establecimiento de políticas de relaciones exteriores, nos pueden dejar la sensación de una unidad basada más en intereses económicos y financieros que en lo que debería ser la perspectiva de una Unión Europea (UE) basada en la unión de sus ciudadanos. Y no. La Unión Europea tiene también su repercusión indudable en otros aspectos fundamentales para la vida de los europeos como pueden ser la eliminación de fronteras, las acciones destinadas a la conservación del medio ambiente, la defensa de los consumidores, creación de empleo, la lucha contra la discriminación, la creación de un espacio de seguridad, justicia y libertad, la armonización del comercio o de la producción, etc. que se resume, de alguna manera, en ese objetivo que se llama la convergencia de los países en todo lo que se refiere al estado de bienestar de los ciudadanos. Con todo, eso no significa que no sigan existiendo dificultades, lagunas, motivos de malestar. Europa, de hecho es un conjunto complejo de utopías, logros, esperanzas, choques de intereses y limitaciones que, posiblemente, nos puedan servir para entender las claves de una Europa más solidaria. “Juntos desde 1957”“Juntos” es una palabra que el ganador del concurso europeo “Feliz cumpleaños Europa” organizado para determinar el logo del 50º aniversario, Szymon Skrzypczak, estudiante de la Academia de Bellas Artes de Poznan (Polonia) nacido en octubre de 1983, comenta como una “interpretación gráfica de la voz de todos los europeos, especialmente de las nuevas generaciones” que “en la línea del Plan D – democracia, debate y diálogo – quieren paz, estabilidad y prosperidad sin renunciar a ningún derecho de individualidad y diversidad. Dicho de otra manera: la palabra «juntos» expresa de manera simple e inmediata lo que reúne desde un principio la idea de Europa: no sólo política, dinero o límites geográficos, sino también, y sobre todo, cooperación y solidaridad. “Los diferentes tipos de letras y colores expresan la diversidad de la historia y la cultura europeas que hacen camino «juntas» en Europa”. “Juntos” se convierte en una palabra todavía más significativa justamente cuando Europa experimenta una especie de crisis de identidad como consecuencia del rechazo a la propuesta de una Constitución europea y la llamada posterior, el pasado 12 de junio, a la renovación del Tratado con la participación de los 27 países miembros. Comienza un nuevo curso ¡Cincuenta años! No son pocos. Pero en el mundo educativo todos los años, en noviembre nace una nueva vida: un curso, nueve, diez, once meses por delante. Cuando las vacaciones quedan atrás, también Europa se pone nuevamente en marcha. Millones de jóvenes, de educadores y de centros comienzan con ilusión un curso en que volveremos a hablar de equidad, de calidad, de igualdad de oportunidades, de educación para la ciudadanía, del informe PISA y de muchas más cosas que tienen que ver con la educación. Un curso que entre nosotros se abre a más de 8 millones y medio de alumnos de diferentes niveles educativos, no menos de 700.000 profesores y unos 25.000 centros que abren sus brazos y sus ilusiones mirando a un futuro mejor. El nuevo curso está aquí y su maquinaria ha empezado a andar implacablemente. El desafío europeo de la educación Al inicio del nuevo curso, volvemos a recordar algunos de los propósitos de años anteriores que, como educadores, podríamos resumir en la apuesta europea vigente en estos últimos 10 años: “proporcionar a todos los europeos un nivel elevado de educación escolar”.Y esto, dirán algunos, ¿qué significa? ¿cómo se hace? ¿en qué se nota? Es más, ¿qué tiene que ver eso con la nueva Ley de Educación (LOE) en España? ¿Qué significa todo eso para el 30% de los alumnos que cada año abandona nuestro sistema educativo antes de acabar la Educación Secundaria? ¿Cómo armonizar la propuesta cuando los currículos se establecen sobre “mínimos” para todos?Y más preguntas formuladas por el que llega a la escuela con ganas de aprender y por el desertor escolar tentado de abandonar todo, por quien empieza a abrirse paso en el ámbito de la docencia o por quien repite, quizás algo decepcionado, el “total como me queda poco para la jubilación…” De todas formas, da igual. Los desafíos están para afrontarlos. También en esa Europa que ha centralizado muchas cosas pero que, en todos los tratados existentes, al llegar a la educación, ha preferido que cada país se organice conforme a sus esquemas formativos.No en vano, en el artículo 150 del Tratado de la Unión, la UE deja claro ese criterio: se preocupará de promover la movilidad de los estudiantes, la cooperación entre centros, los reconocimientos mutuos de las competencias, la enseñanza a distancia y cosas de este tipo, pero siempre respetando la autonomía de cada Estado para organizar y armonizar su propio sistema educativo. Lisboa 2000En este sentido, desde el año 2000, Europa viene trabajando tras un objetivo ambicioso: llegar a conseguir en el año 2010 que Europa ocupe “el primer rango mundial de la sociedad del conocimiento”. Y esto ¡claro que tiene que ver con la educación!Para ello la Comisión Europea planteaba tres objetivos fundamentales: 1.- mejorar la calidad y la organización de los sistemas de educación y de formación; 2.- ampliar lo más posible las posibilidades de acceso de todo tipo de personas a dichos sistemas y 3.- abrir esos sistemas al mundo. Y esto con medidas concretas que tienen que ver con: la formación de educadores, la difusión de las nuevas tecnologías, el aprovechamiento de recursos de formación, la facilitación de oportunidades formativas, el aprendizaje de idiomas, los intercambios y el incremento de la cooperación entre los países. Don Bosco Internacional En esas mismas fechas la realidad europea salpicaba de manera específica a la Familia Salesiana en su compromiso educativo y pastoral con los jóvenes. La realidad de mas de 1200 presencias educativas de diferente tipo (oratorios, escuelas, centros de Formación Profesional, parroquias, centros de acogida o servicios juveniles) en 30 países de Europa sugerían la necesidad de impulsar la coordinación de esas presencias para mejorar el servicio educativo salesiano en Europa. Y la reflexión era sencilla: nos parecía que la Familia Salesiana, fiel al sentir abierto y universal de Don Bosco y de Madre Mazzarello, tiene algo que decir a los jóvenes europeos de hoy. Valía la pena crecer en los niveles de coordinación, interacción y convergencia de nuestra acción educativo-pastoral, convencidos de que estaríamos ayudando a construir con los jóvenes la Europa que todos queremos.Dicho de otra manera. A pesar de tantos signos que nos hablan de la “vieja” Europa y hasta de una Europa “envejecida” en lo eclesial o lo cultural, estamos convencidos de que nuestra propuesta educativa eclesial y salesiana sigue siendo necesaria y válida para los jóvenes en esa Europa tan plural y tan diversa en la que vivimos. Bastaba con leer proféticamente lo que Dios nos está reclamando en el momento histórico que nos toca vivir. Por eso, igual que Pedro, Pablo, y las primeras comunidades cristianas establecieron su plataforma de evangelización y de irradiación del cristianismo en Roma, la capital y el centro de un mundo tan poco o, quizás, menos “evangelizado” que el nuestro, podíamos intentar poner en marcha o potenciar una presencia que pueda llegar a ser en el futuro un espacio de encuentro, de intercambio y de propuesta educativa salesiana en una perspectiva europea. Era el origen de Don Bosco International (DBI). Una Europa de los jóvenesY, ¿para qué Don Bosco International (DBI)?Don Bosco Internacional (DBI) viene impulsando en estos tres últimos años de existencia la creación y consolidación de redes salesianas de acción con una presencia cualificada en los focos europeos de acción juvenil. Ahí están, por ejemplo, los trabajos de la Comisión-Consulta europea de escuelas y centros salesianos de Formación Profesional, el Don Bosco Network que agrupa a varias ONG salesianas de Desarrollo, el Don Bosco Youthnet que promueve e impulsa el voluntariado y los servicios juveniles salesianos en Europa, los Juegos Internacionales Salesianos (PGS) al servicio de una educación a través del deporte y otros foros salesianos con puntos de vista comunes sobre la atención a los jóvenes en situación de marginación o a la promoción de otro tipo de actividades y servicios. Dicho de otro modo, Don Bosco Internacional (DBI) quiere extender la mirada de Don Bosco y de Madre Mazzarello sobre la realidad juvenil europea con su presencia en foros educativos, culturales, políticos o sociales, relacionados con el mundo juvenil, con la educación, la promoción social, el impulso creador de los jóvenes y sobre todo, con la difusión de una mentalidad europea en las presencias salesianas y de la sensibilidad salesiana en las organizaciones o estructuras de atención a los jóvenes en Europa. Construimos EuropaEl curso que comienza en este mes de septiembre está ya lleno de interrogantes y de posibilidades, de búsquedas y de realidades, de esperanzas y de temores, de riesgos y de aventura, de lo que siempre se ha hecho y de lo que debemos cambiar, de la tradición y de la creatividad y novedad educativa, pedagógica y pastoral. Los niños. adolescentes y jóvenes de nuestras escuelas, oratorios-centros juveniles o parroquias, plataformas sociales, sus familias y todos los miembros de nuestras comunidades educativas, tenemos todo un curso por delante para participar en la construcción de esa Europa de los ciudadanos en la que, aquellos que desde el Piamonte o el Monferrato en Italia nos enseñaron a mirar lejos y a ampliar horizontes, nos siguen invitando a ser para todos referencia de ese amor que Dios tiene al mundo y a los jóvenes; ese amor que nos hace a todos hermanos como hijos de una misma familia.La fidelidad e identidad salesiana de nuestras presencias seguirá siendo semilla de “honestos ciudadanos y buenos cristianos” capaces de seguir llenando de vida y de esperanza los cumpleaños de la “vieja” Europa. ¡Ojalá!
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