¿En qué proyecto estás trabajando? En una reconversión del sistema educativo de Lahore. Si queremos seguir trabajando con chicos pobres, que nos llegan de las zonas rurales y fundamentalmente de la comunidad cristiana, tenemos que darles cierto nivel de educación básica, de forma que luego el curso técnico que hagan sea reconocido por el Gobierno. Durante los primeros cinco años hemos consolidado una presencia y hemos graduado a tres grupos, este año en junio se graduó el cuarto grupo y gracias a Dios prácticamente todos los chavales están trabajando. Pero la oferta de trabajo será mucho más amplia y más interesante si el chico puede justificar con un diploma del Gobierno los estudios básicos y el certificado técnico, lo que da muchas garantías. El Centro Técnico Don Bosco, ¿está reconocido oficialmente? Lo va a estar. Para ello ahora estamos preparando un gran proyecto con la Conferencia Episcopal Alemana. Tenemos que construir nuevos talleres, que van a ser como tres veces el tamaño de lo que tenemos ahora, también hay que reconvertir el espacio de los talleres actuales en escuela de educación básica, y luego adquirir todo el equipamiento y el material de trabajo. ¿Cuáles son vuestras mayores necesidades? Lo más urgente es el mantenimiento del internado. Si trabajas con chavales realmente pobres, en seguida te das cuenta de la necesidad del internado. Un internado es siempre una sangría, que necesita unos diez mil dólares al año sólo para comida, pero es la misión de don Bosco. Este año, gracias a los Cooperadores de España, hemos logrado completar el dormitorio y la sala de estudio, con capacidad máxima para 180 internos. De momento vamos a meter 100, porque podemos con los gastos corrientes de 100, pero si el año que viene podemos con 120, meteremos a 120. Yo lo que le digo a la gente es que si nos dan los fondos, nosotros hacemos el resto. No le voy a pedir a nadie que venga a estar veinticuatro horas al día con un grupo de chavales, con la tensión que eso supone; eso lo hago yo por vocación y los jóvenes que están a mi lado, por haber asimilado el carisma de don Bosco, pero para hacer eso necesitamos que la gente nos apoye. Este año a los Cooperadores les presento otro proyecto que es la ampliación del comedor y de la cocina, con lo cual el comedor, sala de estudio, cocina y dormitorio van a estar prácticamente completas con el trabajo de los bienhechores de España. Has hablado de gastos de comida e infraestructuras, pero habrá otros… Necesitas un presupuesto para diferentes áreas, para tener un internado en condiciones, con dignidad humana. Cada año hay gastos en material deportivo, de oficina y medicinas. Cuando un chaval se enferma en el internado, con tifus, malaria o cualquier cosa de estas, o lo mandas a su aldea, en la que va a estar dos o tres meses mirando al techo y perdiendo el curso escolar, o se le lleva al hospital, se le trata durante una semana con antibióticos, se hacen turnos para cuidarle cada día y, al cabo de una semana, el chico vuelve a casa. Pero ¡claro!, un tratamiento de este tipo puede costar unos 200 o 300 dólares. ¿Qué chicos llegan al internado? En él hay chavales católicos de toda Pakistán que si no vienen al internado no van a hacer nada en la vida, excepto fregar baños y limpiar suelos, a lo sumo y ¡no es como limpiar cuartos de baño en España!. Si queremos sacar a la comunidad cristiana de estos trabajos hay que ofrecerles una alternativa y el internado nos da esta oportunidad. ¿Cómo responden a lo que les ofrecéis? Muy bien. Durante los dos o tres años que dura el curso se puede moldear el carácter de los jóvenes. Llegan sin una educación, sin formas, no saben lo que es comer en un plato. Cuando han pasado tres meses estos jóvenes son totalmente distintos. Por eso son tan apreciados los graduados del Centro Don Bosco. Cuando la gente ve este trabajo en Lahore y la alegría de los jóvenes, se dan cuenta de que merece la pena. Yo estoy convencido de que podemos montar una presencia modelo para la juventud de Pakistán, que podría exportarse después a toda la región o a contextos similares en Irak, Irán o Afganistán. ¿Hay proyectos para las chicas? En octubre han empezado a incorporarse a una sala de ordenadores, destinada a jóvenes universitarios. Allí suena un poco extraño que haya chicos y chicas juntos en la sala, pero se van acostumbrando. Cuando tengamos clases de educación básica, van a estar abiertas también a niñas. Después de los cursos las niñas pueden tener acceso a una aprendizaje de ordenadores, mientras los chicos irían a los talleres. ¿Qué posibilidades tienen las mujeres en el mundo laboral? Actualmente la posibilidad que tienen es el trabajo en cadena, en fábrica, pero no ofrece garantías, ni siquiera una seguridad personal para las chicas, por eso no queremos que vayan a este tipo de trabajo. Sería muy interesante que las Hijas de María Auxiliadora viniesen a preparar talleres de corte y confección, de pintura de vidrio, cosas de este tipo. La mujer pakistaní es muy artística, se podrían hacer muchas cosas. Yo creo que lo importante siempre es iniciar algo, sobre todo en estos países en los que no hay nada.
María Jesús Rodríguez
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