¿Cuántos refugiados viven en Jartum? Sumando los cuatro grandes campos hay más de un millón de refugiados viviendo a unos 15 kilómetros de la ciudad.¿Cómo llegaron hasta allí? Cuando empezó la guerra mucha gente, especialmente del sur, vino a Jartum. Esperaban encontrar un buen lugar en el que vivir, después de todos los problemas y sufrimientos que habían padecido. Viajaron durante semanas, muchos murieron en el viaje, pero cuando llegaron a Jartum, el Gobierno islámico fundamentalista les prohibió instalarse en la ciudad y les dio otro sitio en las afueras. Estas personas llegaron antes de que las grandes organizaciones comenzaran sus programas para atenderlos. Y pasaron semanas hasta que vieron cómo organizar el programa asistencial y ponerlo en marcha. Mientas tanto estas personas estaban muriendo o se encontraban en muy malas condiciones.¿Qué tienen en los campos de refugiados? En los campos no hay nada. He visto miles de personas sin ningún sitio donde vivir, nada para cubrirse del sol. El primer gran problema es que no hay un lugar en el que puedan refugiarse durante el día de los 50 o 55 grados de calor. Las organizaciones solían darles comida, medicinas y una tienda de plástico, pero ahora la situación está empeorando, después de todos estos años dicen que es el momento de que regresen y que ya no van a considerarlos como una emergencia.¿No reciben ayuda gubernamental? El Gobierno no da la bienvenida a estas personas, porque el sur de Sudán es africano y cristiano, mientras el norte es musulmán. Por eso les hace la vida difícil, sin darles comida ni refugio, incluso pone dificultades para que les llegue la comida de las organizaciones humanitarias.¿Qué hacen los Salesianos? Hace quince años, en Jartum, vimos que teníamos que hacer algo para los chicos de los campos de refugiados. De modo que empezamos con pequeños grupos de cada campo, que se fueron haciendo más y más grandes. Ahora en nuestra escuela, el Saint Joseph Technical School, tenemos 800 estudiantes, entre los turnos de mañana y de noche. El 90 % vienen de los campos de refugiados. El transporte es bastante malo, así que tenemos cuatro camiones, uno para cada campo, que traen a los chicos y los llevan de vuelta.¿Tienen algún requisito de admisión? El mínimo requerido para que estos chicos asistan a las clases es su compromiso de no abandonar el curso. Incluso si no tienen formación previa pueden asistir y si su nivel es realmente bajo, tenemos una preparación antes del curso técnico. Les damos una comida al día, el transporte y atención médica.¿Qué cursos tienen? Actualmente tenemos siete cursos de formación, que son los más sencillos y adecuados para que los chicos puedan trabajar cuando vuelvan al sur. Son carpintería, electricidad, mecánica general, automoción, fontanería, soldadura y artes gráficas. Y ahora estamos empezando informática, para que sepan manejar los ordenadores y no sólo tener conocimientos manuales. La mayoría de nuestros instructores son antiguos alumnos del centro.¿Sólo asisten chicos? Sí, de los campos. Y otro grupo de jóvenes proviene de la cárcel de Jartum. Son menores de 30 años y no han tenido oportunidad de aprender un oficio. El Gobierno nos ha encargado de ellos, nos ha sugerido que les enseñáramos alguna profesión. Hemos aceptado. Cuando vienen al centro, seis o siete policías vienen con ellos y se quedan en las clases; no hay ningún problema. Las Hijas de María Auxiliadora tienen otra escuela para chicas refugiadas, en uno de los campos.¿Están contentos con los resultados? Sí. Los cursos están dando buenos resultados. Esperamos que en unos pocos años puedan ofrecer un nivel todavía mayor de educación y de formación técnica, pero todo no es posible al mismo tiempo. Sabemos que cuanta mejor formación tengan más calidad de vida pueden lograr.Sus alumnos, ¿son católicos? El noventa por ciento sí, el diez por ciento restante son musulmanes. Pero los de la prisión son todos musulmanes, porque en una prisión, si quieres sobrevivir, debes convertirte en musulmán.Con la formación que reciben, ¿es posible encontrar trabajo? Algunos consiguen trabajo en Jartum. Son vigilantes, limpiadores, hacen trabajos domésticos, no cualificados. Pero hay discriminación y los chicos católicos no pueden acceder a puestos mejores, aunque estén bien preparados para ello.¿Los chicos quieren volver al sur? Si preguntas a los alumnos y a los instructores si quieren volver al sur, todos dirán que sí, pero el sur no está preparado para recibirlos. Algunos van y se quedan, pero otros van y vuelven. Faltan infraestructuras como hospitales, escuelas, carreteras, falta trabajo, y muchas áreas aún están llenas de minas, no se han limpiado. Hasta dentro de cinco o seis años no se podrá cultivar la tierra. Además hay familias que han tenido hijos en Jartum y se han acostumbrado a vivir en una especie de ciudad, ya no están acostumbrados a la vida en el campo. Yo creo que tardarán unos años antes de que los refugiados realmente vuelvan al sur.¿Qué otros centros salesianos tienen en el país? En Jartum también tenemos una parroquia y una escuela para niños. En El Obeid tenemos un bonito centro de formación y estamos en buena relación con el Gobierno local, que se considera cooperante del proyecto. También hay comunidades misioneras en Tonj y Wau, donde Salesianos e Hijas de María Auxiliadora trabajan en estrecha colaboración.
María Jesús Rodríguez
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