¿Por qué te hiciste animador? Después de estudiar en el colegio de Deusto, el salesiano Iñaki Sudupe me invitó a un campo de trabajo de Somalo. Quedé impresionado del ambiente, las relaciones, el compromiso social y cristiano de gente como yo que, en la actualidad, son algunos de mis mejores amigos. Después comencé a colaborar con el Centro Juvenil Oldarra y, a partir de ahí, todo fue lanzado. Lo que comenzó “para echar una mano y pasarlo bien”, se convirtió en una voluntad educativa de situar a los jóvenes en el centro de mi acción. ¿Qué te ha aportado la Federación Boskotaldea? Como todos los cargos fue complicado tomar la decisión. Llevaba tiempo en este tipo de actividades en la federación y en la confederación y aposté. Ha sido una experiencia valiosísima: tratar de comprender todos los puntos de vista, aceptar ideas a pesar de no compartirlas, hablar en público, generar transparencia en una entidad de voluntarios, etc,… enriquece en todos los sentidos. También, cuesta disgustos, hay que separar el cargo de la persona. Como me dijo un salesiano: “Que las ideas jamás estropeen la comunión”. ¿Cómo ves la realidad asociativa de tu inspectoría? La veo como la del resto del Estado, un voluntariado precario, joven, poco preparado y con gran ilusión, con escasez de salesianos jóvenes,… El modelo de oratorio/centro juvenil está en una época de redefinición, hace incierto su futuro. La solución a esto puede abrir un nuevo horizonte rico e ilusionante. Es necesario dedicar tiempo a los jóvenes, a los animadores y cultivar en ellos una espiritualidad, que convierta su etapa inicial de ilusión en un compromiso personal, para construir una sociedad nueva cada día, de mirada distinta, … Tenemos un mensaje que lanzar a la sociedad,… El gran valor que hay que predicar, y nos diferencia: “Me basta que seáis jóvenes para amaros”. Si esta frase no es revolucionaria en una época de separaciones matrimoniales, padres-abuelos, inmigrantes, adolescentes solos, palizas a indigentes,… Creo que es el camino, debemos pararnos, analizar, y tomar opciones, sin olvidar nuestro valor y el objetivo de don Bosco. ¿Qué logros destacas de tu paso por Boskotaldea? Se ha creado un plan estratégico, hemos intentado aumentar la participación, elaborado nuevas herramientas de comunicación, generar transparencia,… El tiempo dirá si hemos acertado o no. ¿Qué retos dejas al presidente entrante? La aplicación del plan estratégico, la implicación de asociaciones de la inspectoría de fuera del País Vasco, la diversificación de fuentes de financiación,… Iñigo es la persona perfecta para liderar este Consejo, y lo hará genial, seguro. ¿Tu compromiso termina aquí? En Boskotaldea, sí. Sigo vinculado a la pastoral juvenil y a la educación: he comenzado a trabajar en el colegio como profesor y coordinador de deportes. Me queda aún mucho camino: es difícil sonreír a diario, dedicar lo mejor a los jóvenes,… Aprendo mucho de los salesianos, hace falta cultivar una gran motivación interior. Estoy en ello, empezando, ¡ojalá tenga la paciencia, la entrega suficiente!
Marian Serrano
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