Consejero General salesiano para la Pastoral JuvenilPregunta.- ¿Qué significa para la Familia Salesiana celebrar el Bicentenario del nacimiento de Don Bosco? Respuesta.- Creo que significa volver a nuestras raíces. Una celebración de este tipo tiene dos caminos: o que sea un retorno al pasado, para alegrarnos de las cosas bonitas del pasado, y convertirse en una experiencia de nostalgia, o que sea un “regreso al futuro”, es decir, descubrir la belleza vivida todos estos años para poder proponerla hoy con mayor convicción. Como hijos de Don Bosco, recordar la historia tiene un objetivo, proyectarnos al futuro. Se lo debemos a los jóvenes.P.- ¿Qué pretendía Don Bosco en la educación de los jóvenes? R.- Los estudios sobre las fuentes confirman que Don Bosco tenía en mente un objetivo: el bien de los jóvenes. Hoy hablamos de una “educación integral”, eso mismo es lo que proponía Don Bosco. Su sistema educativo confirma que lo que él buscaba era una propuesta educativa que tenía en cuenta, en primer lugar, los aspectos humanos del joven (alimento, alojamiento, educación). Pero que pretendía, además, educar en la búsqueda de sentido, el anhelo de lo divino.P.- ¿Qué destacaría usted en la relación de Don Bosco con los jóvenes? R.- ¡El corazón! Don Bosco tenía el don de dejar hablar a su corazón al corazón del joven. Pero no entendamos este “corazón” como algo superficial. Don Bosco tenía el don de establecer relaciones con los jóvenes partiendo del convencimiento de que el bien habita en su corazón. Y los jóvenes captan y sienten un corazón así. El lema “procura hacerte amar”, que Don Bosco da a don Rua, es la síntesis de su vida y de toda su acción.P.- ¿Qué sigue ofreciendo el sistema educativo salesiano a la sociedad hoy? R.- En una sociedad líquida como la nuestra, los jóvenes buscan y tienen necesidad de adultos que les ofrezcan una visión buena y bella de la vida. Si se les deja solos, los jóvenes se sienten en un desierto. El sistema educativo salesiano tiene la gran ventaja de salir al encuentro, con compasión, de los jóvenes allí donde están, sin condenarlos, sin prejuicios. Dentro de una relación humana madura, se les ofrece un espacio de humanidad, se incide sobre la razón, donde se sienten personas y no clientes. Les da la posibilidad de buscar y encontrar experiencias en sintonía con su corazón, un corazón que busca el bien y la belleza. La religión, la experiencia espiritual gradual, es este camino, el camino de la belleza. La educación salesiana se vive en un ambiente marcado por la caridad evangélica, la amorevolezza.P.- ¿Y en países de mayoría no cristiana, incluso en contextos no religiosos, se puede trabajar con la razón-religión-amor? R.- Mi propia experiencia en un país árabe me ha enseñado que el Sistema Preventivo es una fórmula que tiene éxito. En un contexto no cristiano, es posible que no se pueda hablar abiertamente de Jesús, pero siempre se puede ser su testigo. El “hablar” no es solamente con la boca, sino con todo mi ser. Salir al encuentro del joven, escucharle, ofrecerle el respeto que merece, esto es Sistema Preventivo. Indicar con la vida y las acciones, más que con las palabras, la fuerza del amor evangélico, agapé, es una forma de evangelización plenamente respetuosa y penetra hasta lo más profundo del corazón, donde la mayor parte de las veces las palabras no llegan.P.- ¿Qué aspectos son hoy más importantes en la pastoral juvenil? ¿En qué hay que poner más el acento? R.- En una sociedad que absolutiza al individuo, creo que un primer punto fuerte es la propuesta de un camino que ofrezca dos cosas: espacio de acogida e identidad. Muchos jóvenes no son capaces de encontrar adultos con los que compartir su sufrimiento, su malestar, sus esperanzas, sus alegrías. Un segundo punto significativo es proponer altos ideales, pero accesibles a los jóvenes, que les hagan sentirse protagonistas. Hoy, en la pastoral juvenil no podemos mirar a los jóvenes solo como quienes reciben, sino como quienes tienen la capacidad de proponer. La experiencia de Valdocco es un ejemplo extraordinario donde Don Bosco funda la Congregación con los mismos jóvenes del Oratorio.P.- Ya desde los orígenes de la obra salesiana, es fundamental la implicación de seglares, ¿cómo es, hoy, esta participación? R.- Desde el inicio, Valdocco era una comunidad de clérigos y laicos que, juntos, formaban lo que hoy denominamos la Comunidad Educativa Pastoral. Era una fórmula original que, aún hoy, llevamos por todas partes. Don Vecchi, en una de sus cartas, escribía que esta experiencia ha dado origen a una nueva cultura. Ciertamente la idea de una Iglesia comunidad ha ayudado mucho a valorar aún más a aquellos que, junto a nosotros, comparten la misión salesiana. Ellos no son nuestros empleados, sino que son corresponsables con nosotros de toda la acción evangelizadora y educativa.P.- A su juicio, ¿qué sigue atrayendo a los jóvenes de la figura de Don Bosco? R.- Detrás del rostro de Don Bosco hay una fuerza magnética que se llama caridad pastoral. Don Bosco es todo corazón. Pero, ¿qué quiere decir “corazón”? El corazón de Don Bosco es un corazón que ama, pero es también un corazón que piensa; un corazón que sabe llevar compasión, y que sabe ofrecer metas de dignidad a los jóvenes; un corazón que vive y muestra el amor de Cristo y, con inteligencia pedagógica, sabe proponer caminos y experiencias de crecimiento humano y espiritual. Don Bosco se presenta a los jóvenes como un amigo verdadero; un peregrino que no abandona jamás; un pastor con una paciencia infinita. Estos son los modelos que hoy continúan teniendo una fuerza atrayente sobre el corazón de los jóvenes. Corresponde a nosotros, sus seguidores, no perder la alegría del testimonio y el optimismo de la propuesta.
Fco. Javier Valiente
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