Una imagen vale más que mil palabras si se logra entender. Me explico. La tradicional imagen del belén nos presenta al niño Jesús entre un buey y una mula, en cambio, en los evangelios de la infancia no. ¿Qué simbolizan el buey y la mula en el Belén? ¿Cuál es su origen? La costumbre se remonta a los primeros siglos de la fe cristiana. Por ejemplo, en un sarcófago de las catacumbas de San Sebastián (siglo IV) de Roma aparece la entrañable escena. En el evangelio apócrifo del pseudo-Mateo (siglos IV-VI) se dice: “Allí reclinó al niño en un pesebre, y el buey y el asno le adoraron. Entonces se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: “El buey conoció a su amo, y el asno el pesebre de su señor”. Y hasta los mismos animales entre los que se encontraba le adoraban. En lo cual tuvo cumplimiento lo que había predicho el profeta Habacuc:” Te darás a conocer en medio de dos animales”. Los textos bíblicos que cita son: Isaías 1,3 y Hab 3,2 (en la traducción griega de los LXX). El buey y el asno dan una lección sapiencial al pueblo de Dios: ellos son capaces de reconocer a su amo; en cambio, el hombre, llamado a vivir en relación filial con Dios, no le reconoce. En la Nochebuena de 1223 Francisco de Asís representó en el pueblo de Greccio (Italia) un Belén viviente para que la gente sin estudios lo entendiera con facilidad. Y así anunció la Buena Nueva del Dios hecho niño entre un buey y una mula. ¿Lo reconoceremos?

No hay Comentarios