Como indicó Luis Manuel Moral, inspector de Madrid, la vocación del salesiano tiene dos caras, una sacerdotal y otra laical. Es ésta última la que encarnan los salesianos, no ordenados sacerdotes, y que en la tradición salesiana se les ha denominado coadjutores, aunque ahora se emplee, también, el término salesiano laico para subrayar su carácter específico de religiosos, consagrados. La Congregación salesiana estaría incompleta sin la presencia de ambas vocaciones, pues las dos, sacerdotal y laical, configuran la congregación que ideó don Bosco. Esto es lo que recuerdan las constituciones salesianas cuando afirman que “nuestra Sociedad se compone de clérigos y laicos que viven la misma vocación en complementariedad fraterna”.Analizar, reflexionar y pensar juntos Con este encuentro se pretendía hacer un análisis sobre la situación de los salesianos laicos en la inspectoría, reflexionar sobre las dificultades en la vivencia de la propia vocación como laicos consagrados y pensar juntos posibles respuestas para el trabajo vocacional con los jóvenes. Se celebró en la casa salesiana del barrio madrileño de Carabanchel por ser una casa muy unida a la figura de los coadjutores en nuestra Inspectoría pues, hasta hace unos años, en ella estuvo situado el seminario de coadjutores. La jornada comenzó con una oración y, acto seguido, con un tiempo de trabajo y reflexión personal sobre la situación, a nivel comunitario, inspectorial y personal, del salesiano laico. A este tiempo de reflexión siguió un momento de trabajo en grupos para señalar las dificultades más importantes para la animación y vivencia de la vocación del salesiano laico en la Inspectoría. Una puesta en común de todos los grupos sirvió para conocer cómo están viviendo su vocación estos salesianos, las dificultades que encuentran y algunas líneas de trabajo para promover la vocación de la figura del coadjutor en la Inspectoría. La mañana concluyó con la celebración de la eucaristía, que estuvo presidida por Luis Manuel Moral, inspector de Madrid. Durante la homilía, agradeció la fidelidad al carisma salesiano en la vocación de coadjutor de los presentes y recordó la predilección del Señor hacia cada uno de ellos al haberles elegido. Al término de la comida fraterna, que puso fin al encuentro, se rindió un sencillo homenaje a los coadjutores mayores de 75 años. En nombre de toda la Inspectoría, el inspector agradeció el camino recorrido por estos hermanos y les entregó un busto de don Bosco. Al homenaje se unió, también, el Rector Mayor que envió una carta en la que se sumaba a este acto y enviaba una fotografía suya dedicada a cada uno de los hermanos y una medalla conmemorativa del centenario de la muerte de don Bosco.
Fco. Javier Valiente
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