Narciso de la Iglesia es misionero salesiano, llegó a Cuba hace tres años: “En 2002, estando libre de cargas familiares, pedí marchar a misiones y el Rector Mayor me envió a la Parroquia San Juan Bosco de La Habana. Está en el barrio de La Víbora, que antes de la revolución fue de clase media; hoy está todo bastante destruido y la gente vive una situación precaria”. ¿Cuál es tu labor en el barrio? Eminentemente parroquial, con un estilo similar al de España, pero con una acción social y pastoral muy grande. No se limita a los sacramentos y catequesis, sino que se realiza una labor social al visitar familias y llevarles una palabra de ánimo y, siempre que se puede, una ayuda material. ¿Cómo financiáis estas ayudas? Al estilo de don Bosco, gracias a los bienhechores que tenemos en España y en otras partes del mundo, que conocen nuestra realidad. Yo palpo diariamente lo que decía don Bosco: “Lo que se da con una mano, te viene por la otra”. Y gracias a tanta gente generosa, podemos dar bolsas de alimentos a más de cien familias, todos los meses, y medicinas y otra serie de ayudas a los catequistas y a los niños. ¿Cuál es la necesidad más grande? Hoy día creo que la primera necesidad en Cuba es la de alimentos, pues realmente no llegan a la población. Y después está la ayuda espiritual y moral. Cuba es una sociedad familiarmente desestructurada, rota. Son muy pocos los niños o jóvenes que viven con sus padres, pues el divorcio es una plaga y los niños quedan indefensos, viviendo sólo con el papá o la mamá, o con la abuelita, de una manera muy irregular, que produce heridas muy fuertes en su crecimiento y maduración. ¿Hay niños en la calle? No, en Cuba no, pues ha habido un cuidado muy grande por parte de las autoridades para que no anden en la calle, como en otros países latinoamericanos, pero sí están abandonados a su destino, porque en este país la juventud está muy desmotivada, no ve futuro y eso les lleva a un descontento interior muy grande que les produce inseguridad y desesperanza. ¿Hay solidaridad entre los jóvenes cristianos? Algunos muchachos empiezan a frecuentar la iglesia, nuestras actividades o grupos y, en seguida, van cambiando. Los padres nos dicen que tienen un comportamiento distinto en casa. Se les nota una educación especial, porque los valores que aprenden en la catequesis y en los grupos de formación son únicos en esta sociedad. La respuesta es buena, pero es difícil el compromiso estable. El cubano, por su carácter, es una persona del “sí” inmediato que a los dos minutos olvida. ¿Cómo reciben los chicos estos valores? Los suelen recibir bien, aunque les cuesta asimilarlos pues fuera del ambiente de la parroquia ven todo lo contrario e incluso, las circunstancias les obligan a vivir en contra de esos valores. En la sociedad cubana se han perdido los valores fundamentales de la familia, el compromiso, la responsabilidad, la sinceridad, la honradez o la fidelidad. La vida es difícil y hay que saltarse todo ese respeto a los demás para poder vivir. También por las circunstancias sociales que atraviesa el país, el cubano es muy interesado: si no ve una remuneración material, fácilmente dice “no” y no aparece, aunque se haya comprometido de palabra. ¿Abundan las vocaciones? Sí, se está dando una primavera vocacional salesiana. Actualmente hay más de veinte jóvenes que están planteándose su vocación. Dos han sido ordenados sacerdotes el 25 de julio y otros tres jóvenes cubanos van a terminar sus estudios de Filosofía y van a ser un buen refuerzo. ¿Cómo ves el futuro de la Iglesia en Cuba? La labor de la Iglesia y la nuestra, salesiana, es muy prometedora, en el sentido de que cada día es un reto. Es un trabajo que, aunque duro, es muy gratificante, porque uno se da cuenta de que está trabajando por los demás, de una manera muy directa, con la palabra, el acompañamiento, la acción social. Esto al final del día llena el corazón, no mirando si tenemos resultados positivos, pero sí cuando constatamos una acción al estilo salesiano, pastoral, muy directo, y muy gratificante, porque uno puede sentirse al 100% salesiano, sacerdote y humano. ¿Qué mensaje te gustaría transmitir a nuestros lectores? El primer mensaje es de gratitud a los que en la retaguardia nos respaldan con su ánimo, sus oraciones y su ayuda material, que es necesaria al 100%. También me gustaría animarles a que, en la medida de lo posible, estén informados de esta realidad cubana, única en el mundo que, si no se vive, es difícil de captar. Nuestra tarea es muy difícil, porque el ambiente y las circunstancias lo son, por lo tanto, que nos recuerden y sigan apoyándonos con su palabra de ánimo y con cuanto pueda ser de ayuda para nosotros. Las claves de Cuba ;img src=Marcas/RomboA.gif> Tiene una extensión de 110.860 km2. ;img src=Marcas/RomboA.gif> Según su Constitución, Cuba es un estado socialista de obreros y campesinos y el Partido Comunista de Cuba su fuerza dirigente. Fidel Castro Ruz ocupa la jefatura del gobierno desde 1959. Desde diciembre de 1976 es también jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. ;img src=Marcas/RomboA.gif> La población sobrevive con sueldos muy bajos. Las reformas económicas en la isla son lentas. El turismo es una de las mayores fuentes de riqueza. ;img src=Marcas/RomboA.gif> Hasta hace unos años la Constitución prohibía las prácticas religiosas. ;img src=Marcas/RomboA.gif> Los Salesianos llegaron en 1918 a Camagüey y de allí pasaron a Santiago (1921) y La Habana (1934). ;img src=Marcas/RomboA.gif> Actualmente los Salesianos atienden cinco parroquias: dos en La Habana, una en Santa Clara, una en Camagüey y otra en Santiago de Cuba. ;img src=Marcas/RomboA.gif> Las Hijas de María Auxiliadora tienen cinco casas, en La Habana, Guanabacoa, Manguito, Camagüey y Manzanillo. ;img src=Marcas/RomboA.gif> Solamente se permite el trabajo pastoral dentro de la iglesia. No está permitida la labor social ni educativa fuera de los locales parroquiales. ;img src=Marcas/RomboA.gif> El Papa Juan Pablo II realizó una visita histórica en 1998.
María Jesús Rodríguez
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