;img src=Marcas/BolaR.gif> ;font color=#CC0000>Actualmente es inspector de la Visitaduría del África Francófona Occidental (AFO). ¿Qué países engloba? ¿En qué situación se encuentra?;/strong> La Visitaduría “Nuestra Señora de la Paz” nació en 1998. Está formada por veintidós casas salesianas en siete países francófonos del África occidental: Benín, Burkina-Faso, Costa de Marfil, Guinea-Conakry, Malí, Senegal y Togo. Algunas de nuestras obras se encuentran en medios urbanos y otras en medio rural. En todas, llevan adelante proyectos misioneros en los que sobresalen las iniciativas de atención a los chavales más necesitados, por medio de plataformas educativas y evangelizadoras: hogares de acogida, centros de atención al menor, oratorios y centros juveniles, parroquias, escuelas profesionales, centros de enseñanza general, órganos para la inserción socio-laboral de jóvenes sin empleo, cursos de alfabetización de jóvenes des-escolarizados, etc. ;img src=Marcas/BolaR.gif> ;font color=#CC0000>La sede de la Visitaduría está en Costa de Marfil, ¿cómo han vivido los salesianos los últimos acontecimientos? ¿En qué situación se encuentra la población?;/strong> Los salesianos de las tres casas de Costa de Marfil se han mantenido en sus puestos durante toda la crisis del país. A pesar del riesgo han preferido estar al lado de la población y prestar el servicio que las circunstancias les permitían. Afortunadamente no hemos sufrido situaciones dramáticas y continuamos con nuestra misión en las tres casas. Después de los días de mayor violencia, la calma ha vuelto a las calles, pero todo el país vive con una gran incertidumbre sobre el futuro. ;img src=Marcas/BolaR.gif> ;font color=#CC0000>¿Existe solución para estos conflictos?;/strong> La solución de estos conflictos pasa por la creación de una nueva mentalidad en los gobernantes –los del África y los de Occidente-. Desgraciadamente los intereses particulares prevalecen sobre el bien común del pueblo, y esta realidad engendra los enfrentamientos que conocemos. Nuestro papel como misioneros es estar al lado de los pobres y de los que sufren, y empeñarnos en la educación de la juventud para que, motivada por nuevos valores, transforme esta realidad y mejore las condiciones de vida del pueblo. ;img src=Marcas/BolaR.gif> ;font color=#CC0000>¿Cómo mantienes las ganas de seguir?;/strong> No se me pasa por la cabeza la idea de dejar esta tierra. África es buena tierra para vivir y para morir. Aquí se puede respirar a Dios. Los mayores alicientes que motivan mi deseo de continuar aquí de por vida son mis hermanos salesianos y los chavales. Tengo la suerte de contar con hermanos que viven con gran entusiasmo su compromiso vocacional y con gran ardor su entrega misionera. Y con los jóvenes mi experiencia ha sido genial. ¿Qué más puedo pedir? ;img src=Marcas/BolaR.gif> ;font color=#CC0000>¿Qué opinas del Boletín Salesiano español? Puedes enviar algún mensaje a sus lectores.;/strong> El Boletín Salesiano español llega a casi todas las casas de nuestra Visitaduría y nos alegra comprobar que deja espacio al mundo salesiano que está más allá de las fronteras españolas. El mensaje que quisiera enviar a los lectores es -sencillamente- el de la fraternidad universal que Jesús nos ha propuesto en nombre de Dios. Todos somos miembros de la única y gran familia de los hijos de Dios, y desde ahí procuramos colaborar con el Espíritu del Señor en el crecimiento del Reino. Cada quien desde su situación puede desarrollar esta conciencia de hermandad con los diferentes, con los lejanos. ;img src=Marcas/BolaR.gif> ;font color=#CC0000>Hay muchos jóvenes que reciben el Boletín en sus casas, parroquias, colegios, ¿qué dirías a aquellos que tienen alguna inquietud misionera?;/strong> Que el testimonio cotidiano de muchos misioneros pone de relieve que nada llena tanto el corazón como la experiencia de sentirse hermano de todos y portador de un mensaje de felicidad a quienes viven más dificultades. Algunos jóvenes han hecho opciones muy valientes en su vida después de compartir un tiempo con una comunidad misionera. ¡Las puertas están abiertas!
Rebeca Martín
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