;img src=Marcas/RomboA.gif> Usted, en Pisa, acude desde los trece años al colegio salesiano y después realiza, como pensionista en la casa salesiana, sus primeros años de ingeniería. ¿Cómo se da ese paso de la ingeniería a un puesto diplomático? Es una serie de múltiples casualidades. Tras participar en una feria internacional en la que organicé el día de Italia, colaborar con la embajada e incluso ayudar al embajador de Italia en Portugal a construir una capilla románica en su casa con piedra de Burgos… me fui dando a conocer en la embajada en Madrid. Así, en mayo de 1973, con la ampliación de la red de consulados, me proponen ser vicecónsul para Castilla y León. ;img src=Marcas/RomboA.gif> ¿Qué necesitan los ciudadanos italianos actualmente? El cónsul es el “alcalde” del italiano que se encuentra fuera de su país. Un nuevo trabajo que surge aquí en España es el de verificar el ascendente italiano de muchos sudamericanos. Estos italo-americanos emplean España como puerta para llegar a Italia… ;img src=Marcas/RomboA.gif> ¿Cómo es su relación con la Familia Salesiana en España? (Mientras contesta toma entre las manos la imagen de Don Bosco que tiene sobre la mesa) Soy un salesiano muy agradecido a don Bosco. Me he formado durante siete años en la cada de don Bosco. Esta experiencia ha sido fundamental para toda mi vida. No solo mi actitud, he tratado de llevar este espíritu al trabajo, en mi relación con el prójimo y con mi familia… Me siento muy salesiano. En aquel entonces me chocaban cosas como el ejercicio mensual de la “buena muerte”, pero hoy estoy convencido de que hemos de estar siempre preparados y que don Bosco estará ahí para recibirnos. Soy un salesiano ilusionado. Me emociona ver la presencia salesiana por todo el mundo y pertenecer a esta familia viva. Aquí voy a las reuniones y a la misa del día 24 de cada mes. Quisiera hacerlo mejor, pero el trabajo y las ocupaciones no me lo permiten. ;img src=Marcas/RomboA.gif> Lo más importante, ya lo ha resaltado, llevar el espíritu salesiano en su vida y en su trabajo. Para mí María Auxiliadora está siempre presente: cada día rezo por la noche tres avemarías y se lo he infundido a mis hijos, y también por la mañana me entrego a Ella con una oración de don Bosco. He visitado varias veces la Basílica de Turín. Agnelli, el gran industrial italiano, se confundía entre la multitud que iba a rezar ante la Virgen de don Bosco. El talante de salesiano se nota: en el trabajo, en las responsabilidades, en la familia… ;img src=Marcas/RomboA.gif> Mirando al futuro ¿qué espera? Primero, que don Bosco me venga a recoger. Espero que mis hijos sigan los caminos que han iniciado y que se agarren a la fe como yo, como he aprendido en la escuela de don Bosco. Desde que lo aprendí allí, nunca me he encontrado perdido.

No hay Comentarios