El Templo del Tibidabo de Barcelona, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, es una obra de la España Salesiana. Fue gracias al entusiasmo de todas las inspectorías salesianas que el día 21 de octubre de 1961 se pudo colocar la imagen del Sagrado Corazón (de siete metros de altura) que corona el Templo, así como lograr que fuera el Papa Juan XXIII, desde Roma, quien inaugurara la iluminación. La obra material, en su conjunto, había sido terminada pero faltaba lo que debía ser al alma de la espiritualidad. El propio Don Bosco, en su visita a Barcelona de 1886, había dicho que en el Tibidabo se edificaría, no una simple ermita, como parecían sugerir los donantes, sino un gran templo donde iba a facilitarse la participación a los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía a cuantos peregrinasen a la cumbre. La devoción al Corazón de Jesús se centra en el culto a la Eucaristía. Por tanto, además de fomentar una participación frecuente y fervorosa en el sacrificio de la Misa, multiplica los momentos de oración a Cristo y con Cristo que prolonga su presencia en nuestros sagrarios acabada la celebración litúrgica. Manifestaciones concretas de este fervor eucarístico son las visitas constantes a Jesús Sacramentado, los Jueves eucarísticos las Horas Santas, los primeros viernes, las peregrinaciones, grupos, parroquias, comunidades y esta Adoración Perpetua, extendida también en muchos otros lugares, como París, Lugo, León o Toledo.La Capilla de la Adoración Perpetua, corazón de todo el santuario, es la expresión de su mayor riqueza espiritual: sagrario de la Eucaristía y custodia permanente expuesta a la adoración y plegaria a los Adoradores comprometidos y por los visitantes que deseen acompañarles Además, el Tibidabo celebra cada año las solemnidades de Cristo Rey con la admisión de nuevos adoradores diurnos y nocturnos, las Vigilias Eucarísticas de Fin de Año, Jueves Santo, Sagrado Corazón. También acoge diferentes encuentros de congresos, asociaciones, romerías, peregrinaciones, parroquias, colegios y sobre todo cada año la solemnidad de la fiesta del Sagrado Corazón y la consagración de las familias. Son muchísimas las personas que desde la cumbre o desde sus hogares, por la noche, miran al Corazón de Jesús del Tibidabo. Limitarse a mirar a la imagen sería reducir al Tibidabo a una simple ermita; vistosa sí, pero con vida muy escasa. Por eso la Capilla de la Adoración Perpetua es una realidad desde el 18 de junio de 1966, en que se constituyeron todos los turnos nocturnos y diurnos que llenaban todos los días del mes. El Tibidabo sigue siendo este faro espiritual de oración y compromiso con todas aquellas personas que, con fidelidad, hacen su adoración y piden también por todos los que en las distintas partes de España se unen en su recuerdo y devoción al Corazón de Jesús.
Oriol Oliveras
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