Los Ejercicios Espirituales se centraron en las cartas que el Rector Mayor ha escrito para toda la Congregación en estos años de su mandato. Don Pascual Chávez se centró en la vivencia de la vocación, la renovación interior y apostólica, y la centralidad de Jesucristo en la vida de los salesianos, que se expresa a través de la oración, encuentra su fuente en la Eucaristía y tiene, a los jóvenes, como centro de la misión.Don Pascual animó a los salesianos a convertirse “en memoria viviente del modo de vivir y actuar de Jesús”. Para don Chávez, la vida de los religiosos tiene sentido si son “signos de la presencia y primacía de Dios en el mundo”. “Ser expertos de Dios”, dijo, pero teniendo en cuenta que hoy sólo se puede hablar de Dios “testimonialmente, autobiográficamente”. Vivencia de la consagración religiosa que, en salesiano, se traduce en la “primacía de Dios” y en la “entrega a los jóvenes”, que es el núcleo del lema de Don Bosco da mihi animas cetera tolle, tema del próximo Capítulo General.Tal vez el resumen de los cinco días de reflexión pueda estar en la homilía de la misa con la que concluyeron los Ejercicios. Don Chávez señaló que todo lo que se había reflexionado estaba dirigido a "renovar nuestra entrega a los jóvenes, ahora con un mejor conocimiento de la realidad". E invitó a toda la Inspectoría de Madrid a preguntarse qué quiere el Señor de nosotros, salesianos de España. Para responder que “Dios cuenta también con nosotros "ahora" y nuestra presencia en España ha de ofrecer credibilidad, visibilidad y eficacia. Hemos de hacer nuestros los proyectos de Dios”.Para el IX Sucesor de Don Bosco, “los salesianos estamos llamados a llenar de resurrección la vida de nuestros jóvenes, contra el inmanentismo de nuestra cultura actual. Dios envía a su Hijo para resucitar. Si creemos en Jesús es que hemos pasado de la muerte a la vida. Y san Juan insiste en que si amamos es señal de que también nosotros hemos pasado de la muerte a la vida. Éste puede ser el signo visible de nuestra presencia salesiana en la España actual”. Con los jóvenesAlrededor de 900 jóvenes recibieron, al grito de “se nota, se siente, Don Bosco está presente”, al Rector Mayor. El encuentro con los jóvenes se celebró la tarde del sábado 17 de marzo, en el Colegio salesiano de Paseo de Extremadura (Madrid).Don Pascual hizo su entrada en el teatro, abarrotado de jóvenes de todos los centros de la Inspectoría, luciendo su mejor sonrisa. Se le veía impresionado y feliz, y así lo declaró en sus primeras palabras a los jóvenes: “Hoy es un día de los más hermosos de mi vida, gracias a vosotros”.Pero el encuentro de los jóvenes había comenzado unas horas antes. Hacia las 18:00 horas, y con una celebración de la Palabra, los jóvenes, acompañados por salesianos y animadores, se enfrentaron, en un clima de silencio y oración, al reto de ser luz en sus distintas realidades cotidianas, para vivir la vida como don y servicio a los demás.A continuación, el encuentro con el IX Sucesor de Don Bosco se desarrolló en un ambiente festivo y espontáneo en el teatro del Colegio de Paseo de Extremadura. Diversos números musicales y teatrales, preparados por jóvenes de los diversos centros, iban dando paso a las preguntas que los jóvenes dirigían al Rector Mayor, con el deseo de dejarse iluminar por sus palabras. El Rector Mayor empezó hablando a los jóvenes de cómo ser cristianos en esta sociedad, en la que cada vez se vive menos la fe. Para ello, sugirió varias claves. La primera, amar la vida: “el amor a la vida es testimonio de la fe de los jóvenes hoy en España”, dijo. Por otro lado, aprender a ser hombres y mujeres de esperanza para un mundo que no la tiene, con una visión positiva de la vida, “que es fruto de la resurrección”. En esta línea, impulsó a los jóvenes a escucharse a sí mismos, porque “la interioridad os ayudará a encontraros con Cristo”.Los jóvenes preguntaron también al Rector Mayor si era posible el amor para siempre, en alusión a las relaciones de pareja. De manera simpática, don Pascual replicó: “¡Extraña pregunta para un sacerdote!”. No obstante, recordó que Dios nos ha creado para amar, que jamás seremos felices solos y que esa felicidad, ordinariamente se encuentra en la vida matrimonial, pero para lograrla, hace falta aceptar a la otra persona tal y como es, más que buscar una imagen que nos hemos creado de ella.En otro orden de cosas, planteaban los jóvenes qué era lo que podían ir a buscar en las obras salesianas. En este punto, don Pascual fue claro: “Lo hemos visto aquí. El espectáculo lo lleváis vosotros. Vosotros sois los protagonistas de nuestras obras. Vosotros sois lo más importante”. Aseguró a los jóvenes que, en las obras salesianas, encontrarían adultos que quieren, como Don Bosco, dar la vida por ellos. “El verdadero sucesor de Don Bosco es cada salesiano y cada animador, allá donde esté, porque hace realidad su misión.”En varias ocasiones, a lo largo de su mensaje, don Chávez subrayó la importancia de que los jóvenes no se dejen encasillar por una sociedad que los prejuzga y los encierra bajo una imagen de superficialidad. A este respecto, habló de la necesidad de tomar la propia vocación de cada uno. Para don Pascual, “la persona no existe sino en la medida en que va tomando decisiones que le permiten ir configurando lo que quiere ser”. En ese sentido, dijo que es importante asumir la propia libertad y la responsabilidad de nuestra vida. Evidentemente, apuntó a la fe como guía en este proceso: “Tomad en serio vuestro ser personas. No os avergoncéis jamás de creer en Cristo. No habrá nadie que os ame hasta el extremo de dar la vida por vosotros”.Al final del encuentro, los jóvenes entregaron a don Pascual un álbum con dedicatorias, mensajes, fotografías de ellos y de actividades realizadas en sus centros, etc. Quisieron, así, mostrar el cariño hacia el Sucesor de Don Bosco. Con la Familia SalesianaDon Pascual Chávez invitó a toda la Familia Salesiana de la Inspectoría de Madrid a mostrar la alegría del amor que Dios nos tiene. “El cristianismo es la religión del amor –dijo ante unos mil miembros de la Familia Salesiana-. Hasta en nuestro rostro tienen que percibir los demás que somos hijos de Dios y que estando Él nada nos puede faltar.”Fue en el Santuario de María Auxiliadora de Atocha, la tarde del domingo 18 de marzo y fue una tarde de fiesta. La Familia Salesiana de Madrid celebraba la Eucaristía, presidida por el Rector Mayor. Durante la misma, 13 nuevos cooperadores se comprometían públicamente, ante el Rector Mayor y toda la Familia Salesiana allí congregada, a ser verdaderos cristianos en la sociedad, con el estilo y carisma de Don Bosco. La mayoría de estos cooperadores cuentan con una larga trayectoria de vida en el ambiente salesiano y coincidían al expresar el privilegio que suponía el hecho de que fuera el propio Rector Mayor quien les recibiera en la Asociación, “un auténtico regalo de Dios”, como señalaba alguno de ellos.En la homilía, el Rector Mayor animó a los presentes a dar testimonio público de su fe. “Hoy no podemos vivir nuestra fe cristiana, ni nuestro carisma salesiano como si fuera de uso privado”. Don Pascual reflexionó sobre la necesidad que la sociedad de hoy tiene de creyentes que sepan combatir el relativismo reinante, dado que “parece que hoy no se sabe distinguir entre lo bueno y lo malo”. Asimismo, a la luz de la parábola del Hijo Pródigo, insistió en la necesidad de recuperar la alegría que nace de la conciencia de sabernos hijos de Dios, amados por nuestro Padre.El Sucesor de Don Bosco pidió “al Señor que nos bendiga, que bendiga a cada uno de vosotros, de vuestras familias, que bendiga nuestros lazos de la Familia Salesiana, y que nos dé la audacia y la capacidad de poder aportar lo que hoy la Familia Salesiana está llamada a aportar en este momento de la historia, aquí, en España”. Con los educadoresAlgo más de 450 educadores representantes de todas las obras de la Inspectoría San Juan Bosco se daban cita en el Colegio de Atocha, el miércoles 21 de marzo por la tarde, para escuchar al Rector Mayor. Al inicio del encuentro, Susana de Torres, educadora de la obra de Paseo de Extremadura, se dirigía don Pascual, en nombre de todos presentes, para saludarlo y exponer brevemente las condiciones de la tarea educativa que se desarrolla en la Inspectoría, subrayando la presencia de educadores de los distintos ámbitos, tanto de la escuela como de las plataformas sociales.Los asistentes escucharon atentamente las palabras de don Pascual, en torno a los desafíos que, en materia de educación, la sociedad pluralista de la Europa de hoy presenta. “La hora que estamos viviendo es un ahora cuyo desafío principal es la educación”, dijo, y “hoy no existe educación si no logramos integrar a todos los agentes que están involucrados en el campo educativo”. Hablando sobre la tarea educativa agradeció, en nombre de Don Bosco, la corresponsabilidad de los educadores pues “hoy sin vosotros los salesianos no podríamos desarrollar nuestra misión”. A los educadores venidos de todos los rincones de la Inspectoría les dijo que “os veo con una profunda identidad con las causas importantes que movieron la vida de Don Bosco y sobre todo con lo que es su carisma pedagógico”.Centrándose en “la gran tarea que es educar para la Europa de hoy”, explicó que “la tarea improrrogable es quién prepara a los hombres y mujeres para ser personas más humanas. ¿Quién se atreve hoy a proponer verdades, a comunicar valores, a señalar ideales de vida personal?”, pues, concluyó, “la escuela es el arte de formar una persona humana”.Frente a la educación meramente técnica apuntó que “la tentación de la escuela en Europa es convertirse en una escuela de mercado” y enfatizó que “la educación es el gran desafío y la gran respuesta para la Europa de hoy”. Educación que no debe centrarse sólo en el saber científico, “sino proponer valores, ideales y sentimientos nobles”. A su juicio, la educación tiene tres tareas fundamentales hoy, “la formación de la persona humana, la formación del profesional, y la formación del ciudadano”.Al término de su ponencia, se abrió un turno de preguntas, se lanzaron cuestiones muy interesantes, sobre la vigencia de las bases educativas tradicionales, la necesidad de la atención a los chicos en el tiempo extraescolar, la disminución de las vocaciones religiosas y el aumento del estilo salesiano entre los seglares, la propuesta de la fe en la escuela o la inquietud por que los jóvenes se sientan realmente queridos por sus educadores. Educadores, jóvenes, salesianos, Familia Salesiana, todos pudieron encontrarse con el Rector Mayor quien, cercano y afable, recibía siempre con la sonrisa en los labios y con una palabra de ánimo y aliento. También lanzó propuestas e invitó a vivir con más intensidad y coherencia el carisma salesiano en la España y Europa de hoy. Hijo de un Soñador, don Pascual nos invitó a soñar que es posible cambiar el mundo, especialmente el de los jóvenes. Hace falta creer que lo podemos hacer realidad.
Marta Cesteros / Javier Valiente
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