La unión de Antiguos Alumnos ha estado desde sus comienzos muy ligada a la figura de Don Bosco, primero con su persona viviente y actuante en el Oratorio, después con su recuerdo y su figuración en forma de monumentos.
Ya en 1889, los Antiguos Alumnos pusieron u
na lápida ante la casa nativa de Don Bosco y, al año siguiente, la adornaron con una corona de laurel en bronce. Más tarde, participaron activamente en la erección del monumento que el pueblo de Castelnuovo levantó en honor de su ilustre paisano. También en otras partes, siempre que se ha levantado un monumento a Don Bosco los Antiguos Alumnos han figurado en primera línea. Pero el monumento símbolo por excelencia es el que ellos mismos propusieron colocar en la plaza de María Auxiliadora.
Nacido como propuesta del primer Congreso Internacional de la Federación de Antiguos Alumnos celebrado en 1911, se pensaba que fuera inaugurarlo el 16 de agosto de 1915, día en que se cumplía el primer centenario del nacimiento de Don Bosco. La idea de este monumento venía de don Rinaldi, que quería ver consolidada la Federación Internacional mediante un símbolo permanente que la hiciera visible y fuera construido con la aportación de todos los Antiguos Alumnos del mundo en el lugar mismo en que Don Bosco había realizado su obra: en el Oratorio y frente a la Basílica de María Auxiliadora.
Inmediatamente se nombraron los comités organizativo y ejecutivo y se fundó la revista Federazione para que coordinara y diera a conocer a todos el desarrollo del proyecto. La finalidad era exaltar la figura y la obra de Don Bosco. Se convocó un concurso internacional de diseños, que debían contener un grupo escultórico en bronce en el que la figura de Don Bosco ocupara el puesto central. Concurrieron 59 artistas de todo el mundo, que presentaron 62 bocetos, que fueron expuestos en un salón del Oratorio en marzo de 1913.
Tras un riguroso estudio fueron seleccionados los 5 bocetos que mejor respondían a la idea propuesta. Entre ellos se convocó un nuevo concurso y se les concedió un periodo de tiempo para que pudieran hacer las modificaciones que creyeran oportunas para mejor adaptar sus bocetas al fin propuesto. Finalmente fue elegido el proyecto de Gaetano Cellini, que puso inmediatamente manos a la obra y en poco tiempo tenía lista la maqueta del grupo. Se quería que el monumento tuviera carácter popular y que las aportaciones consistieran en pequeños donativos, para que así pudieran participar mayor número de Antiguos Alumnos de todas las partes del mundo. Solo el municipio de Turín contribuyó con aportación considerable.
En 1914 se excavaron los terrenos, pero la entrada de Italia en guerra paró el proceso, pues los trabajos de fundición no podían realizarse, porque todo el bronce producido en Italia estaba destinado exclusivamente al ejército. Por eso el monumento no pudo ser inaugurado en la fecha prevista. Solo al terminar la guerra pudo hacerse la fundición y en 1920 se inauguró el monumento, coincidiendo con el segundo Congreso Internacional de los Antiguos Alumnos.
Graciliano González