Se habla de globalización, de Internet, de los retos que la sociedad digital plantea al mundo actual. Pero el reto al que debe hacer frente nuestro mundo hoy es, sin duda: el hambre. Cuando en 1975 los primeros salesianos llegan a Etiopía se encuentran con un país en el que las guerras internas devastan las pocas iniciativas de desarrollo que se generan. La primera misión salesiana se abre en Makallé, al norte, a dos días de viaje de la capital etíope, Addis Abeba. En este ámbito, las organizaciones católicas comienzan a llegar al país, iniciando una convivencia, en ocasiones difícil, con la iglesia cristiana ortodoxa y la religión musulmana, a las que pertenece la mayor parte de los habitantes del país. El reto de los salesianos no difiere mucho del asumido en otros países: dedicarse a los jóvenes. Educar para el futuro, para la esperanza, en un país donde los niños y los jóvenes no cuentan para nada ni para nadie. Hoy ya hay 10 misiones salesianas en Etiopía –además de cuatro casas de Hijas de María Auxiliadora- que se encuentran en permanente desarrollo. El hambre es mucho más que una carestía física: es la falta de esperanza, de futuro, de progreso. Ciento tres salesianos luchan en Etiopía para que miles de jóvenes puedan construir su propio futuro personal, laboral y familiar.
Teresa López
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