Queridos amigos: Me alegro de encontrarme otra vez con vosotros, a través de este nuevo número del ;i>Boletín Salesiano, que acaba de llegar a vuestras manos. Aunque, claro está, eso implica que ya le hemos arrancado otra hoja al calendario, la de agosto, el mes en el que, igual que nuestra revista, muchos de nosotros nos habremos tomado unos cuantos días de vacaciones o, sencillamente, de descanso. ¿Qué tal lo hemos pasado? Espero que, como se proponía en el número anterior del ;i>Boletín, además de para hacer un sin fin de cosas distintas a las que, normalmente, hacemos durante el curso, esos días de asueto que nos hemos tomado, bien en julio, bien en agosto, fuera de casa o allí donde vivimos habitualmente, los hayamos dedicado a vivir más en familia. Las experiencias que, al respecto, con mayor o menor intensidad, hayamos vivido durante el verano, sin duda que nos vendrán muy bien a todos para continuar poniendo en práctica, ahora con el ánimo renovado, y de una forma cada vez más efectiva y real, ese compromiso que, para este año 2006, tenemos propuesto por el Rector Mayor en el Aguinaldo, de “prestar una atención especial a la familia, que es cuna de la vida y del amor”. Pues, en efecto, amigos, el mes de septiembre que acabamos de comenzar nos recuerda, es cierto, que empieza para toda la Familia Salesiana y amigos de don Bosco, un nuevo curso educativo-pastoral que, en cuanto a objetivos, compromisos y líneas de acción, tendremos que proyectar y programar. Ahora bien, nosotros esto lo debemos hacer siempre desde la continuidad, no desde la ruptura. Por eso no podremos perder de vista que al elaborar el proyecto y la programación de este nuevo curso 2006-2007, que tenemos por delante, partimos de algo previo: la revisión del proyecto y programación del curso anterior. La razón de esto es bien sencilla: muchos de los objetivos que nos proponemos es imposible alcanzarlos en un solo curso. De otra manera, podríamos decir, también, que se trata de compromisos a largo plazo, si no para toda la vida. Y, por eso, será conveniente siempre tenerlos en cuenta al principio de cada curso educativo-pastoral. En este sentido, junto con el Aguinaldo 2006, permitidme recordar los acontecimientos de familia del curso anterior que, de algún modo, nos deben seguir motivando en éste: el 125 aniversario de la muerte de Madre Mazzarello, cofundadora de las Hijas de María Auxiliadora, el 150 de la muerte de Mamá Margarita, madre de don Bosco y, por supuesto, los 125 años de la llegada de los Salesianos a España. A esta última efeméride, precisamente, hemos dedicado el tema central del ;i>Boletín Salesiano de este mes de septiembre. Agradecidos, seguimos, pues, recordando a aquellos primeros salesianos que don Bosco envió a Utrera (Sevilla) el 16 de febrero de 1881 pero no para quedarnos mirando al pasado con nostalgia, por muy esplendoroso que éste sea -que lo es-, sino para, desde el único tiempo que existe: el presente, continuar proyectando, soñando, construyendo con esperanza el futuro del carisma salesiano en España. Una tarea apasionante, sin duda, para la que no sobra nadie, pues, el futuro, igual que ocurrió en el pasado y está ocurriendo en el presente, depende de todos, es decir, no sólo de los Salesianos, sino de toda la Familia Salesiana y de todos los amigos de don Bosco. Pues, manos la obra. De entrada, no estaría nada mal que todos, en la medida de nuestras posibilidades y según nuestra vocación, respondiéramos con generosidad a proyectar y construir el futuro más inmediato que tenemos a la vista: el curso 2006-2007. Con mi afecto y oración.
Pablo Marín Director
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