El amarillo sugiere alegría, idealismo, intelectualidad, ansia por ayudar al mundo… La ciudadanía está llamada a reivindicar su lugar en esta sociedad. Son muchas las personas que pintan de amarillo el terreno solidario. El voluntariado si se tiene que posicionar es desde el optimismo, desde la visión centrada en las conveniencias y factores positivos. Pero la práctica sociovoluntaria es sólo un ejemplo, ya que hay muchos más (voluntariado cívico, cultural, deportivo, ecológico…). El encuentro facilita vislumbrar el voluntariado como un estilo de vida que afecta y empuja a las personas a una transformación vital. Caminar, desde la fraternidad, es una expresión que recarga de credibilidad moral nuestras actuaciones ya que, en el quehacer solidario, todos podemos reconocernos independientemente de nuestros referentes, lo que alguien definió como ética vivida o ética en común.
Gustavo Esteve
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