Hola, amigo: “El niño con pijamas de rayas” es una novela tierna. Un niño alemán de nueve años se ve obligado a mudarse a Auschwitz porque su padre va a ser el comandante encargado del campo de concentración. El despacho de su distante padre, a los ojos del niño, recibe el nombre de: “Prohibido Entrar Bajo Ningún Concepto y Sin Excepciones”. Algo así podríamos denominar a lo que nos pasa con la “habitación de nuestro interior”. Prohibido el paso. Ni hablar. Vivimos en un ambiente que lleva a la pasividad, a vivir en la superficie, a cargarnos de emociones, experiencias y sentimientos pero sin entrar de verdad en nuestras “grandes profundidades”. Incluso me pregunto: ¿quién nos educa lo que no se ve, lo invisible de nuestra personalidad, los ideales, el sentido de nuestro día a día, la apertura a la belleza de las cosas, la nostalgia de Dios, nuestro mundo real de valores, más allá de nuestros atajos y baches? ¿En que escuela se aprende a crecer en generosidad, altruismo, solidaridad, amor, fe en un Dios cercano y amante del hombre? Ésta es una de las cosas más difíciles: ver lo que realmente somos y educar esos aspectos esenciales de nuestra vida, esas fibras más íntimas que, a veces, saltan cuando experimentamos el dolor, el sufrimiento personal, la soledad,el amor, el fracaso o el perdón. Podemos tener abundancia de conocimientos, de información, de relaciones pero cuánto nos cuesta darnos un “baño interior”: dejar que cada uno podamos penetrar en el interior y educar lo invisible. Hay un camino que es la vida entera, para ir descubriendo lo que creemos ser, lo que incluso soñamos ser. Pero, ¿dónde se aprende y quién nos enseña a conocer y hacer crecer lo de dentro? En tu interior y en el mío hay un aliento que nos hace vivir. Es el Aliento de Dios. Su Espíritu vivificador. No podrá venir si no estamos dispuestos a reconocer nuestro interior, esa parte que tantas veces nos falta ver y que da sentido a nuestras vidas como personas. “Buena noticia” es algo que, en medio de tantas experiencias malas, trae a la vida de la gente una esperanza nueva. Las “buenas noticias” aportan luz, despiertan la alegría, dan un sentido nuevo a todo, animan a vivir de manera más abierta y fraterna. Déjate educar por Jesús y su Palabra. A veces no nos lo creemos del todo que sea posible dejar que Él nos haga crecer por dentro. Es más fácil y cómodo tener a Dios fuera y acudir a Él según nuestras necesidades e intereses.Amigo, hay que ser osados. Lo más interesante de la vida de cualquier persona, especialmente de los santos, es asomarse a su interior, percibir el latido íntimo, las fuerzas que motivan sus acciones. Si no, podrás tú también decir de ti mismo: “Prohibido Entrar Bajo Ningún Concepto y Sin Excepciones”.
Miguel Ángel García Morcuende
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