Jean va a al Centro Don Bosco de Mimboman (Camerún) gracias al esfuerzo de su madre y de personas que aunque a millones de kilómetros de distancia creen que la educación es un derecho que debe ser respetado. También Hortense, Abdul y Emmanuel acuden cada día a su centro de formación profesional en Bobo (Burkina Faso) gracias a que miles de personas tienen nuestro mismo sueño: que todas las personas tengamos las mismas oportunidades. Eduardo, Mateo y María también han vuelto a la escuela y lo han hecho gracias a personas que apoyan a Misiones Salesianas para transformar el futuro de los niños, niñas y jóvenes más vulnerables.
Y es que la educación, la formación profesional y la capacitación de los jóvenes y los menores es nuestra razón de ser. La misión por la que todas las mañanas nos levantamos y trabajamos duro, junto a los misioneros salesianos y personas que colaboran en el terreno. Tan sólo en 2018, la organización invirtió más de siete millones de euros en la educación, la formación y la protección de los jóvenes, niños y niñas en situación de riesgo y vulnerabilidad.

Más de 158 millones de niños y niñas en edad escolar no van al colegio. Cifra que aumenta a 263 millones si incluimos también a los adolescentes. El derecho a la educación es uno de los derechos fundamental de los niños y niñas según queda recogido en la Convención de los Derechos del Niño, que se firmó en Naciones Unidas en 1989. Además, comprometidos como estamos con la hoja de ruta que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), trabajamos para que la educación sea integral y de calidad para que el desarrollo de las personas sea una realidad.
El Objetivo 4 nos indica la necesidad no sólo de que la educación debe ser universal, es decir para todos los niños y niñas, si no de que esa educación sea de calidad y que los menores que salgan del colegio hayan adquirido las destrezas necesarias para poder enfrentarse al mercado laboral y al futuro.
El colegio y el patio es el lugar en el que los niños, niñas y jóvenes deben estar. Su sitio no son los mercados, las fábricas, las plantaciones o las calles de las grandes ciudades. Los menores tienen que poder disfrutar de su infancia y tener la oportunidad de formarse para salir de situaciones de pobreza, desigualdad e injusticia.
Siempre se ha hablado de la educación como un ascensor social y lo cierto es que la vida de un niño o niña cambia por completo si tiene la oportunidad de acceder a la escuela. No sólo por los conocimientos básicos de lectura, escritura, matemáticas… si no por la capacidad crítica y los valores que obtiene para ser una persona generadora de desarrollo y cambio. El niño o niña que va al colegio va a adquirir una serie de hábitos de higiene y de alimentación que va a ayudar a mejorar su salud y la de su familia. Cuanto más tiempo pase en el colegio más tarde se casará y más formación tendrá para encontrar un mejor trabajo que le ayude a tener mejores recursos para su familia. Si tiene hijos e hijas querrá que vayan al colegio y tengan la mejor formación posible. Además, tendrá herramientas para no abusen de él o ella ni le exploten y, sobre todo, querrá participar en la toma de decisiones de su comunidad. Esta espiral virtuosa empieza con una tiza, una pizarra y un profesor.
Jean, Hortense, Eduardo, Abdul, Mateo, Emmanuel y María son un ejemplo del medio millón de personas que consiguieron cambiar su vida en 2018, gracias a las 496 acciones que Misiones Salesianas apoyó en 69 países de los cinco continentes con la colaboración de más de 40.000 personas.
Educación y más
El acceso a alimentación, al agua potable o a la salud son también derechos con lo que estamos comprometidos en Misiones Salesianas y, por ello, destinamos más de 350.000 euros el año pasado. Las emergencias y la ayuda humanitaria ante catástrofes, conflictos o situaciones de riesgo para las personas fue otro elemento importante y a ello destinamos más de 380.000 euros. La transmisión de valores cristianos y las actividades pastores son una de nuestras señas de identidad, como organización cristiana y de Iglesia. Por ello, más de 890.000 euros se destinaron a estas actividades.
Si quiere conocer más sobre el destino de nuestros recursos, se puede dirigir a misionessalesianas.org.
Ana Muñoz
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