Falleció en Valladolid el pasado 14 de febrero, con casi 92 años. Padre de tres hijos: Paz, quien lo cuidó hasta el final; Clara, Hija de la Caridad; y Federico, salesiano. Era un enamorado de María Auxiliadora. “María Auxiliadora es la jefa y La Milagrosa su secretaria”, le respondía, con cierto humor, a una Hija de la Caridad que le preguntaba si La Milagrosa no era lo mismo. Se dio por completo al cuidado de su esposa hasta su muerte y sacrificaba cualquier capricho y hasta necesidad personal por el bien de sus hijos, nietas y biznieto. Lector asiduo del Boletín Salesiano, al que envió algunos donativos en agradecimiento a los favores de María Auxiliadora cuando gozaba de salud. Descanse en paz.
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