Falleció en Santander el pasado 7 de febrero, a los 23 años. Era antiguo alumno del colegio salesiano de la capital cántabra, donde estudió Bachillerato y COU. Perteneció a los “grupos de fe” del colegio hasta que se confirmó. Después fue catequista y animador. Como se dijo en la homilía de su funeral, “Lino entendió “la vida de Jesús”. La que experimentaba a través de la participación frecuente de la Eucaristía, de las celebraciones con los grupos de catequesis, de la lectura de la Palabra de Dios, de la experiencia del perdón en el sacramento de la Reconciliación, de la confianza en María Auxiliadora, del acompañamiento amigable que hacía de sus chavales, de la alegría que contagiaba con sentido de fiesta”. Descanse en paz.
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