Salesiano sacerdote, falleció en Alcoi (Alicante) el pasado 21 de enero, a los 71 años. El funeral fue una gran demostración de afecto por parte de sus hermanos salesianos y de tantos amigos como tenía. En la homilía, el inspector destacó su profundo espíritu sacerdotal y el enfoque de su vida salesiana centrada en el anuncio del Reino de Dios y en su dedicación a los jóvenes, así como su preocupación por los más pobres. Otro salesiano que había convivido con él lo definía así: “Como persona humana, Pepe tenía sus momentos de ‘euforia’ y sus momentos de depresión. Con su ‘euforia’ conectaba muy bien con los jóvenes. Él bromeaba mucho con los chicos en la clase y con los jóvenes en el Centro Juvenil de Salesianos Juan XXIII y cuando se los encontraba por la calle y podía permitirse decirles una buena palabra oportuna y muchas veces, eficaz. En esto era valiente y no perdía de vista los objetivos de toda educación humana, cristiana y salesiana”.
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