Queridos Miguel y Paula: Cuando me dijeron “escribe una carta a los jóvenes durante seis números del Boletín Salesiano”… me planteé ¿de qué hablo? Para ser sincero hubo un tema que me dije, no puedo dejar en el tintero con los tiempos de desesperanza que corren, y la mala visión de la juventud que transmiten, en muchas ocasiones, los medios de comunicación, tengo la obligación de hablarles de la generación Ni-Ni y de los emprendedores. Estoy convencido de que ya sabéis lo que significa la expresión Ni-Ni: ni estudian ni trabajan. Quizás conozcáis a alguien en esta situación. Desgraciadamente a los que antes de la crisis se definía así despectivamente como vagos ahora han dejado de ser una minoría. Hoy es raro tener un trabajo siendo joven. Los datos saltan a la vista: más de un 55% de desempleo juvenil. Y hay muchos Ni-Nis, pero es porque ¡ni pueden estudiar (porque están reduciendo el número de becas), ni pueden trabajar! ¿Y qué decir de vosotros? Por suerte quizás estéis capeando el temporal. Estoy convencido que además de intentar sacar adelante vuestra carrera, a pesar de contar con menos recursos, os queda tiempo para echar un mogollón de horas en un Centro Juvenil, en una Asociación, o colaboráis en otros ambientes. Sois lo que se llama unos emprendedores, porque tomáis la iniciativa, os comprometéis y lucháis por cambiar las injusticias que os rodean. ¿Sabéis que mientras lo hacéis en vuestros grupos, estáis adquiriendo unas capacidades que otros muchos nunca tendrán, solo por el hecho de aprender a trabajar en equipo? Eso dicen que aumentará las opciones de conseguir un trabajo…y me diréis ¿a dónde quieres llegar? A pesar de que ser emprendedor se ha puesto de moda, hace 150 años Don Bosco formó a muchos emprendedores, esos intrépidos primeros salesianos, como Juan Cagliero, que cruzaban el mundo y ayudaban a muchos chicos a tener un futuro mejor. Pero no sólo salesianos sino muchos laicos comprometidos, como los primeros Antiguos Alumnos de Don Bosco, Carlos Gastini o Juan Cotella. Otra de las reivindicaciones que tienen las asociaciones juveniles son las prácticas o becas con unas mínimas garantías y reducir el salto entre la formación académica y el mundo laboral…y de nuevo, resulta que es “lo más de lo más”. ¡Pero seguro que también habéis oído esto antes! Esto suena a lo que hacía Don Bosco con los chavales de sus talleres y los contratos de aprendiz que negociaba con los pequeños artesanos y empresarios de Turín y además se aseguraba de que las condiciones fueran buenas y que su estudiante cumpliera con creces su compromiso. ¡Como veis somos hijos de un visionario! Así que aprovechad este Año de la Pedagogía para descubrir detalles como estos. Seguro que descubrís algunos “secretillos” positivos de cosas que hacía Don Bosco y que ahora resultan ser el no va más.
Ángel Gudiña
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