A punto estuvo de ser nombrado el patrón de Internet, votado en numerosos foros por los propios internautas. Si se hace una simple búsqueda con su nombre, aparecen cerca de cuatro millones de páginas que lo contienen, y hasta un completo artículo en la Wikipedia, la enciclopedia más importante de la Red, nos explica quién es Don Bosco. Y no podía ser de otro modo. Si San Juan Bosco estuviera hoy entre nosotros, habría abierto un oratorio en la Red, se comunicaría con sus cooperadores y salesianos a través de Internet, escribiría las Lecturas católicas en pdf para pasarlas por correo electrónico, inundaría de presentaciones sobre María Auxiliadora las bandejas de entrada de los emails de su amplia agenda de contactos, pediría ayuda económica para sus chicos a través de diferentes webs y, muy probablemente, habría enseñado a Mamá Margarita a navegar por la Red y enviar algún que otro e-mail. Don Bosco se habría dado cuenta enseguida del potencial de esta nueva herramienta de comunicación. Baste pensar que algo más de mil seiscientos millones de personas son usuarios habituales de Internet, el 22 % de la población mundial, y que en los últimos ocho años, los usuarios se han incrementado en un 316 %. Además, y este dato empujaría todavía más a Don Bosco al ciberespacio, la mayor parte de los usuarios de Internet son jóvenes.Algo está cambiando con la redEstamos asistiendo a cambios profundos en nuestra sociedad, precisamente por la presencia de Internet y la cultura digital que se está formando. Como cuando estamos metidos en el bosque, por ahora nos es difícil captar las repercusiones de estos cambios, pero la sociedad, y la persona, de dentro de unos decenios, habrá virado en direcciones que ahora sólo podemos intuir. Internet es una poderosa herramienta de comunicación, de intercambio de ideas y de mensajes a escala planetaria y a un ritmo vertiginoso. Se está convirtiendo en modelo de organización (todos hablamos de organizarnos en red) y, su presencia, está modificando la manera de conocer, acercarnos a la realidad, relacionarnos entre nosotros, divertirnos, hacer negocios y organizar nuestro tiempo libre. Nuestro concepto del espacio y del tiempo están cambiando. Uno de los desarrollos más espectaculares de esta nueva tecnología son las redes sociales, espacios digitales en los que se encuentran especialmente los jóvenes. En nuestro país algo más de trece millones de usuarios pertenecen a alguna de las redes sociales con más éxito que son, además, un territorio joven. Así en Tuenti, con 5,5 millones de usuarios, la edad media es de 24 años, pasan una media de 70 minutos al día y, de cada 100 registrados, 60 entran todos los días. Seguro que Don Bosco miraría con atención todos estos fenómenos, pues la presencia de estas tecnologías influye decisivamente en la educación y formación de los jóvenes. Y como Don Bosco no está, quienes se mueven por su espíritu y su estilo, también han de ingeniárselas para integrar la educación y evangelización de los jóvenes con la nueva cultura que se está creando. Todo un reto al que también lanzaba Juan Pablo II a toda la Iglesia, de integrar el mensaje del Evangelio en este nuevo continente.
Fco. Javier Valiente
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