Nació en enero de 1933 y falleció repentinamente el 19 de enero de 2005, a los 72 años. Fue una persona sencilla y entrañable que sobresalía por su piedad y por su gran corazón. No había un solo acto de culto religioso que no contase con su callada, humilde y abnegada colaboración. Si los familiares o algún vecino celebraban algún acontecimiento, María lo sentía y lo vivía como propio. Si el acontecimiento era triste, María lo seguía de cerca, ayudando y compartiendo su dolor. Tuvo dos hijas; de ellas, Isabel, le dio una nieta. Cuando las salesianas dejaron Hornachos (Badajoz) un grupo de antiguas alumnas formaron la Asociación de María Auxiliadora para continuar con su devoción. Celebran la novena y sacan a la Virgen en procesión. Todo continúa como hace más de 30 años. María era el alma de la asociación. Con su sencillez y humildad, supo descubrir pronto que en la vida debemos desarrollar nuestra capacidad de amar a todos, sin distinción, y así lo hizo.

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