Hola Álvaro:Quiero seguir teniendo contigo la conversación que nos viene ocupando los últimos años. La amistad sigue creciendo y el nivel de intimidad crece tambiénentre nosotros, sobre todo, porque son ellos y ellas, los chavales, quienes son el desvelo de nuestros sueños.Te conté hace tiempo de María, hoy la traigo a nuestra memoria. La conocí hace unos diecisiete años. Era una joven con el futuro por delante, estaba estudiando magisterio y deseaba independizarse cuanto antes, no quería seguir viviendo de…Hasta aquí, podía ser la descripción de muchos jóvenes de nuestro país. Pero, hay un detalle. Esta joven no quería seguir viviendo de… la administración.Sí, como muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes, estaba tutelada por la administración pública. María fue librada de las manos no educadoras de su familia y fue acogida por varios centros de tutela.Sigo en contacto con ella, ahora es una mujer adulta. Hemos hablado muchas veces de lo experimentado en sus años de adolescencia y juventud, lo necesita. Su mirada es risueña, emprendedora… pero hay un rastro de tristeza, de insatisfacción que no es fácil captar si no conoces su historia.Y su historia es la biografía de muchos menores que en una sociedad desarrollada no descubren dónde está el bienestar porque malviven en un entorno hostil, amenazante, a veces materializado en la violencia que existe en el seno de su propio hogar, otras en el mundo de la droga, en el bagaje de fracasos personales -escolares, laborales,…- no acompañados.Álvaro, eres educador como yo, y sé de tu ocupación por los más pobres, por los que tienen menos oportunidades y que hay muchos momentos en los que no ves por dónde seguir, estás cansado, en muchos momentos desalentado porque no ves que nuestra respuesta hacia ellos sea la adecuada.Mira, María me ha enseñado mucho: los obstáculos existen, no hay duda, pero están hechos para ser sorteados, cada uno lo hará según sus posibilidades. Ella nombra muchas veces a una educadora que tuvo de pequeña y que todavía hoy tiene su casa abierta para todo. María supo aprovechar la oportunidad que le daba la vida, yo siempre le digo que es la oportunidad que le regaló Dios, aunque con respecto a esto tiene su propia percepción.En momentos de oración me encuentro muchas veces en ese relato de Mateo 11, 25 donde un Jesús emocionado y apasionado exclama: Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.Y, me pregunto ¿no te ha pasado que en los pequeños se te revela el buen Dios?Álvaro sigamos apasionados por este Reino que nos regala el Señor todos los días y continuemos fieles a la espiritualidad de la totalidad.Un beso.
Ana Sarabiapastoral@stfma.com
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