Falleció en Sevilla el 29 de junio de 2003, a la edad de setenta y dos años. Pertenecía a la comunidad del Colegio Salesiano de Utrera, donde pasó los últimos veinte años. Era un salesiano coadjutor en el que brillaba el amor por la su vocación y por la Congregación. Disfrutó enormemente cuando pudo asistir en Roma a la Beatificación de D. Artemide Zatti, coadjutor salesiano. No son muchas las Casas por las que ha pasado en su vida salesiana: Cádiz, Sevilla-Macarena, Universidad laboral de Sevilla, Sanlúcar la mayor y Utrera. En todas partes era recordado con cariño y afecto.Era Julio un hombre honrado y trabajador. Un tema muy entrañable para él, era la asistencia salesiana; ha estado muy cercano a los chicos en el patio, hablaba con ellos, les invitaba a que fueran a la capilla a ver a María Auxiliadora, y cuando tenían alguna dificultad, él mismo los acompañaba. Pero si en algo destacaba era por su corazón bondadoso, por su delicadeza en el trato a los demás. Procuraba hacer la vida más agradable a todos: felicitaba a los amigos y familiares, acompañaba al que sufría o había perdido un ser querido. Era un hombre cercano en especial, en los momentos en que la otra persona estaba enferma o sufriendo por alguna circunstancia difícil de su vida. Atendía con solicitud a cuantos venían por la Casa donde él estaba destinado: Amigos, Hijas de María Auxiliadora, Antiguos Alumnos, cooperadores…Provenía Julio, de una familia de honda tradición cristiana y salesiana. Tiene dos hermanos salesianos en Sevilla: Francisco y Cipriano. El modo de afrontar su enfermedad y su estancia en el hospital, fueron siempre modelo para todos los que le trataron. Unos días antes de dejarnos se confesó con gran serenidad y se le administró la unción de enfermos, que recibió conscientemente y respondiendo a todas las oraciones.

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