Falleció en A Coruña, el 31 de enero de 2003, a los 73 años, 57 de salesiano y 48 de sacerdocio. Había nacido en Maceda (Orense), cerca del Santuario de Nuestra Señora de los Milagros, en una familia de profundas raíces cristianas, encontró, como otro de sus hermanos, el ambiente propicio para su vocación.Eloy hizo su profesión siguiendo a D. Bosco en Mohernando (Guadalajara) en 1946, fue ordenado sacerdote en Carabanchel Alto (Madrid) en 1955. Ejerció su apostolado salesiano en Madrid, León, Allariz, Valladolid, Santiago, Villagarcía, A Coruña entre otros. En 1997 fue el párroco de Santa Cruz de Castrelo-Cambados. Vuelto a A Coruña se le manifestó la enfermedad. Su entrega fue siempre fiel, serena, sencilla, responsable, fraterna, comprensiva y generosa. Se pueden destacar tres rasgos de su vida: su bondad, sabía convivir con todos, hablar bien de todos, favorecer la fraternidad con su personalidad integradora; su sencillez, era humilde, de trato asequible, acogedor y popular; su carácter educado, suave en las formas, amable, su porte afable y cuidado. son rasgos profundamente humanos pero en ellos se veía la huella de Dios y la existencia de una fe fuerte y profunda. En estos tres rasgos se hacía presente la espiritualidad salesiana puestas al servicio de todos, en especial de los jóvenes.No es exagerado hablar de él como un extraordinario religioso y sacerdote. Damos gracias a Dios por su vida, mientras le pedimos el don de caminar en la serenidad y sencilla hondura que mantuvo siempre y que pudimos observar de un modo manifiesto en los últimos meses. Fallecido el mismo día que D. Bosco (31 de enero) y a la misma hora, María Auxiliadora lo habrá recibido con un abrazo de Madre en el Hogar común del Dios Amor.

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