El término “ecología” fue acuñado en 1.866 por el científico alemán Ernest Haeckel. Estudia las relaciones de los seres vivos con su hábitat. La gran aportación de Haeckel fue subrayar que la naturaleza forma un conjunto armónico. Todo está relacionado entre sí. Haeckel tenía una visión materialista de la realidad. Para él la ecología era solamente una rama de la biología. Actualmente la ecología recibe aportaciones de la ética, la filosofía, la teología, la política, la sociología… Lo que comenzó como un apéndice de la biología, ha evolucionado hasta convertirse en una nueva forma de comprender el mundo.Una peligrosa idea de progresoLa crisis ecológica en la que se halla sumergido el ser humano, tiene que ver con la idea de progreso de nuestra civilización: Todo debe girar en torno al desarrollo, y que éste ha de ser infinito e ilimi-tado. Pero la conciencia ecológica muestra que los recursos son limitados, que nos es posible un crecimiento indefinido y que este modelo de desarrollo no puede llegar a todos y para siempre. Sin embargo, los países desarrollados siguen obsesionados en exprimir la naturaleza para acumular gran cantidad de bienes de consumo y de riqueza material que permita a los ciudadanos disfrutar al máximo durante el breve paso por este mundo. La crisis ecológica cuestiona esta forma de vida. La solución a los problemas medioambientales no puede reducirse a respuestas tecnológicas. Deben renovarse los fundamentos que inspiran las creencias y la conducta: una nueva cultura re-conciliada con la naturaleza y con la humanidad entera. Algunas aportaciones cristianasEl cristianismo ha orientado las relaciones del ser humano con la creación. A lo largo de casi dos mil años se han sucedido diversos enfoques, unos más diáfanos, otros más opacos. El balance global es positivo cuando se comprende que la persona ha sido creada “a imagen y semejanza” de un Dios que despliega, junto con la vida, un proyecto de amor y ternura; un Dios ajeno a toda prepotencia; presente en la sencillez de Jesús de Nazareth que pasó haciendo el bien y mostró caminos para construir el Reino de Dios como lugar de vida y fraternidad. A continuación, se enumeran varias aportaciones de los cristianos a la ecología: • Una visión positiva y optimista de la realidad- La fe cristiana ha mantenido siempre una visión optimista sobre el cosmos, la tierra y las personas. En el relato de la Creación se repite, por siete veces: “y vio Dios que era bueno”. El número siete no es casual. En simbología tradicional es el número de la perfección porque resulta de sumar 3 + 4. El tres simboliza las realidades celestes. El cuatro, la tierra entera orientada por los puntos cardinales. Para el autor bíblico es bueno todo cuanto hay en cielo y tierra. (Gn 1,1-31)- Noé debe hacer frente a un gran desastre ambiental de proporciones simbólicas. Fiel a Yahvé, su misión consistirá en cuidar la vida y salvar lo vivo. Su nombre significa “Justo”. Su bondad, salvar en el arca a su familia y a todas las especies vegetales y animales. (Gn 6-9)- El profeta Isaías, nacido en Jerusalén hacia el año 760 a.C., plasma en sus escritos ideas cercanas a la ecológica y al pacifismo. Sueña con el día en el que los hombres “convertirán las espadas en ara-dos y las lanzas en podaderas. Y no se alzará nación contra nación ni se adiestrarán para la guerra” (Is 2,4). Describe los tiempos futuros como un banquete en el que los bienes serán compartidos. Y “habitará el lobo junto al cordero; la pantera se tumbará con el cabrito. El ternero y el leoncillo pa-cerán juntos. La vaca vivirá con el oso y sus crías se acostarán juntas. El león comerá paja con el buey… y un niño pequeño cuidará de ellos”. (Is 11,6-7)- Los evangelios presentan a Jesús como el Buen Pastor. Es una idea largamente desarrollada por el pueblo de Israel (Ez 34). El Buen Pastor cuida la vida del rebaño. Procura buenos pastos, libra de los peligros, busca a la oveja perdida, cuida a los corderos, protege del lobo… Incluso está dispuesto a dar la vida. – La bondad de la creación fue defendida por las primeras comunidades frente a teorías que afirma-ban que el mundo y el cuerpo son realidades negativas. Un buen ejemplo de ello es el nulo caso que hicieron del “Evangelio de Judas”, surgido en grupos gnósticos de los desiertos de Egipto. La “gno-sis” (conocimiento) afirmaba que el espíritu humano es un reflejo de Dios, pero encarcelado en un cuerpo malo. La principal idea del “Evangelio de Judas” puede resumirse en esta frase de la página 56 del único manuscrito hallado: “Tú, Judas, serás el más importante de los discípulos, porque al entregarme me liberarás de este cuerpo que me reviste”. Frente a esta visión negativa del cuerpo y del mundo, Jesús se presenta curando los cuerpos enfermos, devolviendo la fe y la esperanza e invi-tando a construir el Reino de Dios ya en esta tierra.- San Francisco de Asís da un paso más con el “Cántico de las Criaturas”, compuesto en 1.225, un año antes de su muerte. Esta incomparable oración afirma la bondad de la creación y subraya que todos los seres son “hermanos” del hombre.• La aportación del Jefe Noah SeattleVarias décadas antes de que el biólogo Ernest Haeckel pusiera los cimientos de la ecología nació una visión ecológica profunda. Era el año 1.854. El gobierno estadounidense hizo una oferta a una etnia de Pieles Rojas para comprar sus tierras. Noah Seattle, jefe de una coalición de seis tribus, fue el encargado de responder. Su discurso es uno de los documentos ecológicos más conmovedores. Noah Seattle nació en 1786. Hubo de hacer frente al hombre blanco que invadía y deteriora-ba la tierra de sus antepasados. A los cuarenta años se convirtió al cristianismo. Supo unir la sabi-duría ancestral con la fe cristiana, acentuando la íntima unión del ser humano con la naturaleza y criticando el orgullo dominador del hombre occidental.· El agua “Los ríos son nuestros hermanos. Apagan la sed, arrastran nuestras canoas y nos procuran alimento. Si os vendemos nuestra tierra, tendréis que enseñar a vuestros hijos a tratar al agua con el mismo cariño con el que se trata a un hermano”· El ruido“El ruido de vuestras ciudades es un insulto para el oído de mi gente. Me pregunto ¿qué clase de vida puede llevar un hombre que no es capaz de escuchar el grito solitario de la garza o el diálogo nocturno de las ranas en un estanque? Ya no hay silencio en las ciudades de los blan-cos. · Los animales“Si decidiésemos aceptar la oferta que nos hacéis, tendría que poneros una condición: que el hombre blanco considere a los animales como hermanos. He visto miles de búfalos muertos, pudriéndose al sol en la pradera. Los habéis exterminado a tiros desde vuestras caravanas. ¿Qué es el hombre sin animales? Si todos los animales desaparecieran, el hombre moriría en soledad. Lo que le suceda a los animales, tarde o temprano, le sucederá también al hombre. · La tierra“A vosotros os es indiferente la tierra porque la veis como una enemiga. Una vez la habéis conquistado, la explotáis para luego abandonarla. Tratáis a la Tierra como a un objeto que se compra, se usa y se vende. El hombre blanco acabará devorando la tierra y dejando tras de sí un desierto”. • Una ecología que tiene en cuenta a los más pobres de la tierraMirar el tema ecológico con ojos cristianos lleva a escuchar el grito de los pobres de la Tierra. Las palabras y acciones de Jesús de Nazareth tuvieron como destinatarios preferenciales a los pobres y excluidos por un sistema injusto en lo social y en lo religioso. La defensa de la naturaleza debe estar unida a la causa de los pobres, que son quienes más sufren la degradación ecológica.· Millones de pobres «en vía de extinción»El ser más amenazado actualmente es el pobre. Dos terceras partes de la humanidad vive en las extensas regiones llamadas «el Sur Pobre». Allí la vida se desarrolla con dificultad. Los medios de supervivencia son escasos. Grandes masas de población se ven obligadas a una economía de supervivencia que no cubre los mínimos vitales. La desertización avanza a pasos agigantados, impidiendo cosechas y recursos.Unos mil millones de personas viven en pobreza absoluta, sin acceso a una alimentación que garantice su vida, sin agua potable con la que cubrir sus necesidades higiénicas esenciales; ex-puestos a enfermedades para las que no existe la más elemental asistencia sanitaria. La mitad de la población mundial sufre una nutrición insuficiente. La alimentación deficiente de millones de bebés, impide su crecimiento normal y les coloca en inferioridad de condicio-nes, provocándoles secuelas irreversibles para el resto de sus días… 60 millones de personas mueren anualmente de hambre y 14 millones de jóvenes, menores de 15 años, fallecen cada año a consecuencia de enfermedades derivadas del hambre. La ecología no puede quedarse en un asunto nacido de las ciencias experimentales. Sería una falta de ética hacer de la ecología erudición científica. La nueva ecología debe abrirse a la solidari-dad para exigir la revisión de algunos modelos de vida que, centrados en un progreso ególatra, ago-tan fuentes de energía, talan bosques, empobrecen la tierra, contaminan el planeta… y abandonan a millones de personas.
José Joaquín Gómez Palacios
No hay Comentarios