“Respetemos a todo ser humano: que cesen los conflictos armados que ensangrientan la tierra, que callen las armas, y en todas partes el odio ceda el puesto al amor. Escuchemos el grito de los que lloran, sufren y mueren por la violencia, el terrorismo o la guerra, en Tierra Santa, en Siria, en todo el Oriente Medio, en todo el mundo”. Papa Francisco, Homilía de la Santa Misa en la Plaza de AsísPersecución religiosa Persecución religiosa es un concepto amplio y difícil de definir. Implica discriminación social, institucional, laboral, legal, supresión de culto y de actividades religiosas, violencia y opresión contra individuos y comunidades enteras. La discriminación social comienza con la falta de reconocimiento social, que llega a negar a los cristianos el mismo respeto que el que se expresa, por ejemplo, a los musulmanes. Con frecuencia se manifiesta en campañas de los medios de comunicación que suelen ser precursoras de ataques y violencia. De manera particular, algunos países tienen leyes que discriminan a los cristianos o a otras creencias no mayoritarias. Se manifiesta también en la discriminación laboral, llegando incluso a impedirse a los cristianos en países musulmanes conseguir un trabajo. En muchos países musulmanes la discriminación constituye un gran problema: la fe de la víctima determina si tiene o no la posibilidad de recibir justicia. Por lo que se refiere a la manifestación y testimonio de la propia fe, en muchos países los cristianos afrontan serias dificultades para reunirse y poder rendir culto religioso. En países como Arabia Saudita o Uzbekistán el culto público no musulmán está terminantemente prohibido. Se prohíbe tener literatura cristiana, enseñar religión, se obstruye el ingreso a las instalaciones religiosas. En distintos países, como Argelia, los cristianos se enfrentan a multas y encarcelamiento por el empleo de medios tendentes a la conversión de musulmanes. Los conversos al cristianismo desde el Islam se enfrentan a una fuerte persecución y represión. Pero el peor género de persecución es el de la violencia directa. Miles de cristianos sufren actualmente ataques violentos. Muchos están siendo asesinados por su religión. Ser cristiano en una zona de opresión islámica es vivir diariamente con la amenaza de la violencia; y esto es algo frecuente en todos los países de mayoría musulmana. Además, no solo los individuos son víctimas de discriminación y violencia, sino también comunidades enteras son atacadas con robos, incendios, bombas, disparos. La asamblea del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), celebrada en Bratislava, Eslovaquia, del 3 al 6 de octubre pasado, firmó una declaración entregada a la ONU, pidiendo defender a las minorías religiosas. La motivación no es otra que el aumento constante de formas de violencia, persecución de cristianos y de otros grupos religiosos. Y exhorta “a todos los Estados, organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, así como a los medios de comunicación, a promover, una cultura de respeto mutuo y de tolerancia por la diversidad de religiones, que representan un aspecto importante del patrimonio colectivo de la humanidad”.Más de 100 millones de cristianos son perseguidos El grupo no confesional Open Doors, con sede en Estados Unidos, prepara anualmente, desde la década de 1950 un amplio informe sobre la situación de libertad o persecución religiosa en el mundo. Según su último informe, que presenta los datos correspondientes al año 2012, los cristianos son perseguidos en más de 65 países y en 111 afronta restricciones y hostilidad. El cristianismo es la mayor religión del mundo, con 2.200 millones de seguidores, que corresponden al 32 por ciento de la población mundial. Más de 100 millones son actualmente perseguidos por causa de su fe; y las condiciones empeoran rápidamente en países como Siria o Etiopía. Son torturados, esclavizados, expulsados, asesinados. Se les niega sus derechos más básicos. Y el mundo libre les ignora o apoya abiertamente a los criminales. Realmente la inmensa cantidad de personas que están sufriendo a causa de la propia fe es un escándalo de nuestro mundo moderno. Los diez países en los que la persecución es más dura son: Corea del Norte, Arabia Saudí, Afganistán, Irak, Somalia, Maldivas, Malí, Irán, Yemen y Eritrea; ocho de ellos son de mayoría musulmana. Durante 11 años, el primer lugar de la lista lo ha ocupado Corea del Norte, que mantiene un régimen comunista, porque en él es ilegal ser cristiano. Y el informe de Open Doors estima que más de 70.000 norcoreanos han sido enviados a campos de trabajos forzados por razón de su religión. Resulta especialmente significativa la situación de persecución religiosa en Siria, Etiopía y Malí. Siria, que en años anteriores se encontraba en el puesto 36 entre los países en los que está presente la persecución religiosa, ha pasado en el año 2012 a ocupar el puesto 11; y la situación ha seguido agravándose durante el 2013. En el mismo sentido, Etiopía ha pasado del puesto 38 al 15; y Malí pasó, de no estar en la lista en el año 2011, a convertirse en uno de los países más peligrosos: en el año 2012 ocupa el puesto 7.Los cristianos son la comunidad religiosa más perseguida del mundo. Entre 100 y 200 millones de cristianos son perseguidos por su fe. Cada 5 minutos muere un cristiano víctima de la violencia religiosa.Reacción necesaria Todas las situaciones de persecución religiosa a las que hemos aludido en estas páginas muestran que se trata de una persecución no solo habitual, sino también crónica. Quienes perpetran actualmente las mayores persecuciones contra cristianos en el mundo, pertenecen fundamentalmente a dos grupos: fundamentalistas islámicos o gobiernos controlados por comunistas. Especialmente el Islam somete al cristianismo en muchas partes del mundo donde ostenta el poder; pero ataca y amenaza también en países libres donde son minoría. Según la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea, al menos el 75% de todas las persecuciones religiosas se dirigen actualmente contra los cristianos. Los Informes publicados añaden además un dato sumamente preocupante: solo se informan algunos casos, muchísimos más permanecen desconocidos, porque ocurren en lugares que prefieren mantener silenciada su represión religiosa. De manera que existen, sin duda, muchas atrocidades que no salen a la luz, historias terribles que solo conocen sus víctimas. Finalmente, los Informes publicados sobre persecución religiosa hacen ver también que el problema va más allá de pequeños grupos de extremistas. Mientras exista un desinterés e indiferencia generalizada, especialmente por parte de los políticos y de los medios de comunicación, el mundo apenas se enterará de la gravedad del problema, de la terrible situación de violencia que aumenta de año en año. Es necesario tomar conciencia del problema. Y resulta urgente una reacción internacional para detener tanta injusticia y sufrimiento de personas inocentes. La indiferencia y el abandono solo producen un sentimiento de impunidad que los países bajo la ley islámica (la Sharia) acrecientan a medida que descubren que nadie les impide seguir avanzando en su proyecto de dominio y subyugación de quienes no siguen sus creencias y prácticas religiosas. “Nuestro tiempo será recordado como el siglo de los mártires, pero también como el de las paradojas del martirio. Siglo de mártires, pero también, con demasiada frecuencia, siglo de indiferencia a los mártires. Esta cruz de la indiferencia o del abandono, por parte de los mismos hermanos en la fe es, quizá, la más difícil de llevar”.
Felipe Alonso
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