Queridos amigos: El ;i>Boletín Salesiano que tenemos en nuestras manos nos indica que ya se fue el mes de febrero del año 2006 también. ¿Cómo ha transcurrido para todos este segundo mes del año? Febrero es el mes más corto del año, pero también, o al menos antes del “cambio climático” un mes frío y desapacible; “febrerillo loco” rezaba el dicho; sin apenas alicientes desde casi todos los puntos de vista. Para amplias zonas de España este mes de febrero de 2006 ha sido, además, un mes seco. ¿Lo ha sido sólo climatológicamente? Para nosotros, Familia Salesiana y amigos de don Bosco, desde luego que ha debido ser sólo climatológicamente. En cuanto a la solidaridad y caridad efectiva y real con los más necesitados, por ejemplo, no ha debido ser, en absoluto, un mes seco. Que la solidaridad y caridad es para todos los meses del año, esto es, para toda nuestra vida, nos lo ha recordado el Papa Benedicto XVI en su primera carta encíclica recientemente publicada: ;i>Deus caritas est (Dios es amor). También nos lo recuerda cada mes de febrero desde hace 47 años, la ONG católica para el desarrollo Manos Unidas. “Otro mundo es posible. Depende de ti” es el lema de la Campaña contra el Hambre de este año 2006. Durante este mes de marzo vamos a poder seguir en esta misma tesitura. Efectivamente, amigos, desde el día 1, miércoles de Ceniza, hemos comenzado el tiempo de preparación a la fiesta cristiana por excelencia: la Pascua del Señor. Es el tiempo de preparación que llamamos Cuaresma. A este respecto me imagino que ya conocemos todos el mensaje del Papa para ésta de 2006. Partiendo del versículo del evangelio según san Mateo: “Al ver Jesús a las gentes se compadeció de ellas”, el Santo Padre nos propone aprovechar este tiempo en el que siempre intensificamos el ayuno, la limosna y la oración, como “una ocasión propicia para conformarnos” con la “mirada” de Jesús. “Ante los terribles desafíos de la pobreza de gran parte de la humanidad, -dice el Papa-, la indiferencia y el encerrarse en el propio egoísmo aparecen como un contraste intolerable frente a la “mirada” de Cristo”. En este mismo sentido, hay otro desafío no menos importante que, si estamos al tanto de noticias que llegan casi todos los días, algunas de ellas protagonizadas por jóvenes, es urgente que se tome en serio y se afronte con responsabilidad tanto por la escuela, como por la familia y, claro está, por toda la sociedad. Se trata del desafío de la convivencia en estas sociedades complejas, dinámicas y en construcción en las que estamos viviendo. Ya sabemos que la convivencia o vivir con armonía con los otros se da cuando se tiene vida en común y se comparten experiencias, vivencias y sentimientos. Algo, amigos, que no se improvisa; que se enseña y se aprende; que podemos siempre mejorar. La convivencia sabemos que es posible si desarrollamos en nosotros actitudes tales como la comprensión (ponernos en el lugar del otro), aceptación (acogerlos como son, con sus virtudes y defectos) y tolerancia (aceptando que los otros tengan planteamientos diferentes a los nuestros, es decir, aceptar a la persona aunque no se compartan sus ideas). Don Bosco tuvo siempre muy claro que la convivencia armónica en una familia es necesaria para la educación. Lo había aprendido de su madre, Margarita, en su casa de I Becchi. Por eso también insistía tanto en conservar la paz de casa. Esto, precisamente, leemos en las ;i>Memorias Biográficas que decía: “ Para conservar la paz de casa, sed humildes y tolerantes”. Pues, ¿qué nos parece, amigos, si caminamos por aquí en esta Cuaresma 2006? ¡Ánimo! Con mi afecto y oración.
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