Queridos amigos, ¡Feliz Pascua de Resurrección! Que Cristo Resucitado os bendiga y os llene de su alegría, paz , esperanza y felicidad todos los días de vuestra vida. ¿Por qué empiezo así mi saludo de este mes? Aunque creo que lo sabéis, permitidme, no obstante, recordarlo. He comenzado así porque, en efecto, desde el pasado 27 de marzo, estamos celebrando el Tiempo Pascual, es decir, estamos celebrando –50 días- la Resurrección de Jesús. Se fue el invierno, la Cuaresma y la Semana Santa y ha venido la primavera y la Pascua: Cristo, Camino, Verdad y Vida, ha resucitado y esta vivo en medio de nosotros. Con su Resurrección todo se renueva, se produce un nuevo comienzo de la historia, triunfa la vida . ¿Puede haber algo más importante para que nos felicitemos? Desde luego que no. Ahora bien, la Resurrección de Jesús implica para nosotros algo más. Sobre todo, para los que por el sacramento del Bautismo nos hemos incorporado a Cristo y a su Familia: la Iglesia. Como nos recuerda san Pablo: “al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva”. Y hagamos que la vivan, en todos los sentidos, los que más lo necesitan, añado yo. Con nuestra mirada puesta en el Resucitado y nuestras manos muy unidas debemos comprometernos en la construcción de un mundo nuevo. En esta tarea tan apasionante nos anima y desafía el testimonio de los Voluntarios. A estos hombres y mujeres, jóvenes y mayores que de forma altruista dedican parte de su tiempo a actividades que benefician a la sociedad, sin percibir contraprestación económica alguna, dedicamos el Boletín de este mes. Seguro que conocéis a algún voluntario o voluntaria. Tal vez, alguien de vosotros lo es. Voluntariados (ONG) de la Iglesia como Cáritas y Manos Unidas, o de la Familia Salesiana como Jóvenes del Tercer Mundo (JTM), Solidaridad Don Bosco, VOLS y Madreselva, nos están recordando continuamente este compromiso solidario, generoso y desinteresado de todos con la vida. En efecto, amigos. Como alguien ha dicho “es el siglo de la gente y no de los que nos gobiernan. Ya no podemos callar y no podemos ser unos pocos: tenemos que ser todos”. Con otras palabras: todos podemos y debemos ser “voluntarios” de un sin fin de causas nobles en nuestra sociedad y en el mundo. Tenemos tiempo y capacidades para ello. El voluntariado nos reclama a todos: niños, jóvenes, adultos, abuelos. Nos sobra creatividad, ¿vamos a permanecer con los brazos cruzados sin hacer nada? Cristo, entregado hasta la muerte por todos y Resucitado; la Virgen María, que acudió “con prontitud” a ayudar a su prima Isabel; y don Bosco, que hasta su último aliento fue para los jóvenes, nos sostienen y animan cada día en este compromiso “voluntario” con la cultura de la vida. Con mi afecto y oración,
Pablo Marín, director
No hay Comentarios