Hola, amigo:Octubre es un mes especialmente misionero. El Domund lo recuerda, lo ambienta y lo impulsa.Se oye a muchos: “no hay que pensar en países lejanos, hay mucho que hacer aquí”. Es verdad. Muy verdad. Aquí hay campo para todos: para humanizarnos y humanizar, para evangelizar y dejarnos evangelizar. Para ser solidarios y luchar por la verdad, la justicia, la libertad, la fraternidad de todos. Lo que pasa es que otros muchos millones de hermanos tienen más necesidades y casi ninguna oportunidad mientras que los de aquí, al menos en parte, las desaprovechamos o despreciamos.font color=#CC0000>strong>¡Abajo las fronteras!font>Para un cristiano no existen los hermanos de allí o de aquí. Todos formamos la gran familia humana. Y tan hermanos nuestros son los de otros países, razas y religiones como los que viven bajo la misma bandera. ¡Y hay tantas banderas y tantas banderías! Las fronteras políticas tienen su sentido. Las fronteras de la mente y del corazón, lo que aísla, separa o excluye, atenta contra Dios, contra la persona, contra la humanidad.Si hay que preferir a los más necesitados –pobres, niños, enfermos, alejados…- la inmensa mayoría de ellos viven -malviven o sobreviven- en el tercer mundo. Estos son los que más motivos tienen para maldecir las fronteras, todas las fronteras.El “qué hiciste de tu hermano”, el “amarás a tu próximo”, el optar por el más necesitado…no tiene nada que ver con los conceptos políticos de fronteras, nacionalismos, racismos y clanes de privilegiados. font color=#CC0000>strong>Todos tenemos parte de la soluciónfont>Todos podemos aportar algo al gran mosaico de la fe, de la religión y de la sociedad.Los niños, con las misiones maduran en su fe, en la solidaridad, en la opción de su vida, con su pequeña aportación económica, con sus juguetes y libros compartidos (muchos niños en el mundo no tienen ni juguetes ni libro alguno). Ofrecen su oración. Quizás también se hermanan con algún niño de allá…Los jóvenes, como los niños, pero con mayor consciencia , conciencia y recursos. Su opción humana y/o cristiana les hace creativos para descubrir otros modos de ayudar a promocionar, educar, evangelizar. ¡Cuántos jóvenes voluntarios para cualquier causa noble!Los adultos y abuelos, desde la familia, la educación, el testimonio, la aportación económica, el apadrinamiento, la acción directa en ambientes de marginación o misión, la potenciación de la fe y de la vocación misionera en niños y jóvenes. Desde las parroquias, colegios, universidades y profesiones…hallan un campo amplio, precioso, estimulante y eficaz.Creyentes y no creyentes pueden aportar mucho a la acción misionera, tanto en la promoción, como en la educación como en la pastoral.Desde la aportación económica para levantar iglesias, comprar coches o todoterrenos, radios, libros, material didáctico y catequético, levantar escuelas, centros de salud, grupos de concienciación social, formación de equipos profesionales, de catequistas, de sacerdotes, religiosos y seglares capacitados…hasta aportación como profesionales o agentes de intervención sociopolítica y eclesial..font color=#CC0000>strong>La Familia Salesiana es esencialmente misionerafont>Son pocos los que ignoran u olvidan el realismo de don Bosco. Son muchos los que olvidamos la tensión vocacional en la vida. Poder hacer más cosas y mejor es para nosotros motivo de alegría y acción de gracias. Hacerlo de verdad es motivo de alegría y acción de gracias para los miles o millones que se puedan beneficiar.Los que hemos visto tanto de allá y de acá nos obligamos a salir de la modorra espiritual. Salir del pietismo desencarnado o de una encarnación sin Cristo. Dejar el mundo de las buenas intenciones y buenos deseos inoperantes. Quien ama, promociona, educa y evangeliza.
No hay Comentarios