La eucaristía, fuerza y alimento, nos ayuda a asumir y vivir fiel y generosamente el compromiso misionero que nació con nuestro bautismo. De la eucaristía nace, como su mejor fruto, la caridad y solidaridad con los hermanos. Este don nos compromete a vivirlas para que los que aún no lo conocen descubran que algo muy grande empuja a los cristianos a hacerles sentir y vivir como hermanos. “Es la vida un regalo precioso donde ves cada instante como oportunidad para amar y ser con los otros instrumento de vida, instrumento de paz”.

No hay Comentarios