Siguiendo la labor desarrollada en los tres congresos internacionales precedentes, -todos ellos celebrados en Roma (1989, 1993, 1998), y en los que se estudió a fondo “Don Bosco en la historia”-, éste IV° congreso estudia “la educación salesiana” en la Sociedad Salesiana y el Instituto de FMA durante los rectorados de sus inmediatos sucesores don Miguel Rua y don Pablo Albera (1880-1922).Cuatro densas jornadas de estudio El actual Rector Mayor, don Pascual Chávez, -al que, en propia confesión, le “hubiera gustado participar, tanto más dado que la sede del encuentro es la Ciudad de México”-, se hizo presente con un mensaje que recoge el objetivo del congreso: “Investigar la actuación efectiva del sistema educativo salesiano, a través de las variadas tipologías de las obras, creadas en los diversos continentes..; al mismo tiempo identificar los puntos vitales de tal fenómeno [… y], además, indicar las dificultades, subjetivas y objetivas, que de diferentes maneras hicieron, a veces, problemática la cuestión de la inserción y de la culturización del carisma salesiano en contextos diferentes de aquel en el que había nacido […] Objetivos de alto significado, no sólo para conocer nuestro pasado, sino también nuestro futuro”. Y, en efecto, tras una visión general, -“Educación salesiana a la luz de las propuestas enviadas a los Capítulos Generales (1878-1922)”.., “en las páginas del ;i>Bolettino Salesiano”.., en Valdocco; “aportación educativa de las FMA…, entre ideales y realizaciones; “América Latina y la educación salesiana en la región”-, el tema fue desarrollado, durante cuatro densas jornadas, en 36 ponencias, que plasman la aplicación del sistema educativo de don Bosco en 22 naciones de diversos continentes, con predominio lógico de las latinoamericanas y europeas, destacando en el estudio, casi exhaustivo, la Patagonia salesiana, México y Brasil. Si tenemos en cuenta que es el período de la gran expansión salesiana, sobre todo en estas regiones, -léase, de Latinoamérica-, afloran las dificultades, “subjetivas y objetivas”, que, con frecuencia, hicieron problemática la inserción y culturización del carisma salesiano en contextos tan diferentes, -algunos en etnias aborígenes-, del que ha nacido. El amplio arco espacial que acoge contextos tan dispares, brinda en su estudio una “variada tipología de obras”, que van desde las tradicionales, – oratorios festivos, orfanatos y pensionados [internados], enseñanza humanística, escuelas profesionales-, hasta las propias del ambiente, casi siempre misionero: Así “los salesianos y la educación de los Shuar”; en el Congo belga entre 1912-1925, años de búsqueda experimentación; en la Patagonia, -“polémica en torno a la educación salesiana y la educación estatal (1880-1920)”..; -“educación integral de la mujer: núcleo multiplicador del evangelio”; -“ José Ma Beauvoir un misionero itinerante de don Bosco”…Aportación española Desde siempre se pensó que la presencia española debía estar representada en el congreso por cuatro expertos, que estudiaran la temática en cada una de las inspectorías, -tres de los SdB [Bética, Céltica y Tarraconense] y una de las FMA-, entonces existentes en la España salesiana. La foto nos dice que, -bien por enfermedad ( don Ramón Alberdi) u otros motivos- la presencia se ha reducido a un trío: Ma Fe Nuñez, -presidenta del ACSSA (;i>Asociación Estudiosos de Historia Salesiana), con su tema “Labor educativa de las FMA en la España de los comienzos del siglo XX”-, Alfonso Doménech, secretario inspectorial de Valencia, y Jesús Borrego, de la Inspectoría de Sevilla. Y mientras en el mundo salesiano de entonces predominan los oratorios y escuelas de artes y oficios, en España, -sin despreciar estas obras clásicas, congeniales para la educación popular-, dominan los llamados;i> Externados, -niños externos con clase diaria, que el domingo forman el grueso de los oratorianos-, presencias emblemáticas que en 1911 el pedagogo salesiano don Rodolfo Fierro denominaba «;i>Escuelas populares», gratuitas y de enseñanza graduada primaria o elemental. De aquí la elección del tema, -;i>“Escuelas” o “Centros salesianos de cultura popular en España, [en las tres inspectorías, fallando el relator de la Céltica]-, siendo el servicio educativo a la clase pobre y popular que privilegió durante el período 1881-1922. Conviene puntualizar que la “Escuela Popular salesiana” no se limitaba al campo específico –instrucción y educación-, sino que su campo de acción abarcaba por lo menos cuatro secciones, -la escuela, el oratorio festivo, la iglesia pública y la vida asociativa-, que conferían a la casa un gran dinamismo y un gran influjo social en la población.En contacto con el México precolombino La organización se preocupó con hacernos visitar rincones significativos de las culturas precolombinas, historia eternizada en sus restos monumentales. Dedicó el día central del congreso, (miércoles, 15 de febrero), para, en la mañana recorrer la Ciudad de los dioses, enmarcada por las “pirámides de Teotihuacan” (pirámides del Sol y la Luna); y en la tarde poner los frutos del congreso a los pies de la Virgen de Guadalupe, celebrando en su basílica una eucaristía, iluminada por el fervor de la numerosa peregrinación que “cada año el 16 de febrero lleva a la Casita de la Virgen alrededor de 4.000.000 de fieles”. Cada noche nos sorprendió un concierto o coro polifónico de aires mexicanos, sobresaliendo el maravilloso del “Ballet Folklórico de México” en el Palacio de Bellas Artes. Admiramos aún más el ingente acervo cultural con las visitas al centro, al Museo Arqueológico, a la plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco) y con una visión panorámica de la ciudad. El congreso, celebrado en el “Centro de la Conferencia Episcopal Mexicana”, agradeció conmovido la minuciosa organización, a la que ha sido su alma y vida, la FMA Ma Guadalupe Rojas, secundada por salesianas y salesianos, encabezados por los inspectores respectivos, -inspector de México D. F., presente en gran parte del congreso, al igual que la inspectora de las FMA-, y los colaboradores seglares, que han contribuido a dar –en comunicación social, fotografía, medios audiovisuales- una eficacia y entrega sorprendente. Nos despedimos del “México lindo”, que, al recordarnos la consabida máxima -“La historia es maestra de vida”-, ha hecho realidad en salesiano –con su fraterna hospitalidad- la réplica: No es menos cierto que “la vida es maestra de la historia”.
Jesús Borrego
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