En el año 1974 la Conferencia Ibérica reflexiona el tema de la Formación Permanente de los Salesianos y decide abrir un curso con una duración significativa y propone como lugar adecuado la localidad de Urnieta en la Inspectoría de Bilbao. En efecto allí comienza la andadura de dicha iniciativa en el curso 1975-1976. El año 1978 se decide trasladarlo a El Campello, lugar privilegiado por el entorno junto al mar mediterráneo y el clima y la posibilidad de lugares dignos que lo hagan acogedor. Unos años más tarde se ve la conveniencia de ofrecer, además de este curso que se realiza desde el mes de septiembre a diciembre, para salesianos a partir de los 40 años, otro a partir de los 65 años y de una duración inferior, de un mes aproximadamente, y en torno a la primavera, entre abril y mayo. Se vio también la conveniencia de invitar a los hermanos de las naciones iberoamericanas, que han respondido con agrado y siempre participan con un número significativo de hermanos. En el año 2006, día 4 de abril, el proyecto se renueva con respaldo y aprobación unánime del Consejo Inspectorial –de la Inspectoría «San José» de Valencia- y la opinión positiva de otros especialistas de la España Salesiana, con el siguiente planteamiento. Dado el momento histórico, es necesario reforzar e intensificar la formación tanto para una vivencia personal de la propia existencia, como para una acción directa de tipo educativo y pastoral. La periodicidad de los cursos, de acuerdo con la Conferencia Ibérica, queda de la siguiente manera: se realizará bianualmente el curso de septiembre a diciembre, «Formación Permanente» y anualmente el curso «Renovación Espiritual» en primavera. En ambos casos se trata de un tiempo de gracia que se ofrece al salesiano, en la entrega de su vida, para renovarse y enriquecerse en la «pasión apostólica». Lo proponemos como Centro de reflexión teológica. Tendrán presencia y profundidad los temas de vivencia del Carisma de Don Bosco, Sistema Preventivo, acompañamiento personal, según el Magisterio de la Iglesia y de la Congregación. Se renuevan los espacios –capilla, sala de estar, biblioteca, sala «de silencio», aula de trabajo, sala de informática- y los medios técnicos. Seguimos en 2009, respondiendo a la urgencia de los tiempos y el deseo de la Congregación: «Ofrézcase periódicamente a todos los salesianos en los años de madurez, un espacio de tiempo conveniente para su renovación. Las inspectorías tengan presente esta necesidad en su programación. Responda cada hermano a este llamamiento, incluso por el bien de la comunidad». La asistencia a cada curso está en torno a 20 salesianos. La valoración, según la evaluación de muchos de los hermanos que han realizado la experiencia resulta muy positiva. Además de estos cursos institucionales, apoya encuentros de oración, de acompañamiento, de catequesis, de pastoral escolar y juvenil.
Antonio Gil Prieto
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