Los primeros números La pagina editorial de la Revista, a modo de presentación, se expresaba así: “¿Veis la hermosa colina que domina la noble Ciudad de los Condes? Pues allí se está levantando un alcázar para el Huésped divino que quiere venir a habitar entre nosotros”. Tras el número 12, diciembre de 1907, hay que esperar medio año para que apa-rezca el siguiente. ¿Qué ha pasado? Para saberlo, basta leer un aviso en grandes caracte-res en la primera página del número 13 de la Revista: “Nota de la Redacción. Órgano esta revista del Templo que al Sagrado Corazón de Jesús se levanta en la cima del Tibi-dabo, una vez paralizadas las obras de éste, se suspendió también su publicación; pero hoy, en que las obras han comenzado de nuevo, reaparece para informar del curso de las mismas a cuantos contribuyen a la construcción del Templo”. Nuestra Revista había cumplido su primera singladura,–un año y medio–, desde junio de 1906 hasta diciembre de 1907. El año 1908 es de silencio total. Y los 19 números, de 16 páginas cada uno, han llevado a cabo los tres compromisos adquiridos: hablar del proyecto del Templo, propagar la devoción al Corazón de Jesús, promover y dar cuenta de las limosnas recibidas. El 16 de enero de 1909 vuelve a salir con un nuevo título, más sencillo que el anterior: ;i>El Venerable Bosco y el Tibidabo. Órgano mensual del Templo del Sagrado Corazón.Nace la idea de la expiación La Obra del Tibidabo cobraba impulso. En el número citado de 1909 se recordaban las Palabras del gran Papa León XIII, que consagró el mundo al Sagrado Corazón: “Que el Divino Corazón arrebate a todos los mortales”. En el mes de julio de ese mismo año tienen lugar los siniestros episodios de la Semana Trágica. A la luz de aquellos incen-dios va a brillar la pluma de varias mujeres periodistas: Aurora Lista y María de Echarri y de otra, Amelia Vivé de Negra, quien, sin serlo, hará famoso su seudónimo de María Victoria y suplirá su falta de titulación con sus intuiciones, entusiasmo y fer-vor. Ellas pedirán reparación y, providencialmente, perfilarán el “Ideario del Templo”, preparándolo para asumir su condición de Templo Expiatorio Nacional que le será otor-gado por el Episcopado Español durante el XXII Congreso Eucarístico Internacional de Madrid, en la histórica fecha del 28 de junio de 1911. Cincuenta años más tarde, la ima-gen del Sagrado Corazón extendía sus brazos sobre la Ciudad y España entera.
Nicolás Echave
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