Queridos amigos:
Salesianamente, en este año 2014, celebramos un acontecimiento de gran importancia: un Capítulo General. Las Hijas de María Auxiliadora lo comenzarán en el mes de octubre. Los salesianos, en este mismo mes de febrero.
El Capítulo General no solo posee la autoridad suprema de un instituto religioso, le incumbe también tratar los asuntos más importantes, elegir al Superior General y a los miembros del Consejo General. En el ámbito salesiano, constituye el signo principal de la unidad de la Congregación Salesiana y del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Es la reunión fraterna que reflexiona, anima y compromete a todos a la fidelidad al Evangelio y al carisma salesiano.
Don Bosco, en el año 1877, dirigía a los 22 miembros del primer Capítulo General estas palabras: “Emprendemos una obra de la máxima importancia para nuestra Congregación. Se trata, de modo especial, de tomar entre manos nuestras Reglas para ver las cosas que se pueden establecer de modo que se lleven uniformemente a la práctica en todas las casas que ya existen, y en las que la divina Providencia dispondrá que se abran en el futuro”. Del mismo modo, don Pascual Chávez, al convocar el 27 Capítulo General señalaba su importancia, invitando a mirarlo como “una nueva y prometedora etapa en la vida de la Congregación”, como momento de “profunda renovación espiritual y pastoral” para responder a la voluntad de Dios y ofrecer un mejor servicio a la Iglesia, en fidelidad dinámica a Don Bosco y a las necesidades de los jóvenes.
El tema elegido para la reflexión del Capítulo de los Salesianos es: “Testigos de la radicalidad evangélica”. Para todos los cristianos, el radicalismo evangélico representa una exigencia fundamental e irrenunciable. Para concretizar el sentido del tema, el Rector Mayor explicaba que el testimonio de la radicalidad evangélica, encuentra salesianamente en el lema “trabajo y templanza” una expresión del programa de vida y de acción de Don Bosco sintetizado en el “da mihi animas, cetera tolle”. Ser testigos de la radicalidad evangélica nos mueve, pues, a llegar al corazón del evangelio y del carisma salesiano.
Eugenio Alburquerque Frutos
Director
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