El encuentro, promovido por el Instituto Superior de Filosofía “San Juan Bosco” de Burgos, es ya un clásico en la ciudad y la participación lo refleja, en cada una de las conferencias la sala estaba llena y el interés era máximo, dado que los conferenciantes fueron personas expertas y de gran calidad en los temas tratados. Una claveDurante este XII Encuentro se puede decir que hay una palabra, una actitud, una virtud que todos se llevaron en sus “mochilas”: la templanza. Según don Antonio Escaja, pedagogo y psicólogo de la Fundación Calderio (y encargado de la conferencia del jueves): “El objetivo principal de la educación ha de ser alcanzar la “armonía” del ser humano en todos sus aspectos. Gracias a la templanza se puede lograr el equilibrio necesario entre la insensibilidad y la intemperancia o, con palabras de Freud, entre la represión de las pulsiones y el descontrol de las mismas, analizando el empeño de muchos jóvenes en quitar importancia a la drogadicción y en justificar los excesos, por ejemplo, en el botellón”.Y no había sido el primero en poner a la templanza en el centro de la reflexión de este encuentro. Durante la tarde del martes los participantes tuvieron la oportunidad de descubrir la adecuada comprensión de esta virtud como medio para alcanzar la felicidad humana. En todos los ámbitosDon Eloy Bueno, responsable del Departamento de Filosofía de la Facultad de Teología del Norte de España con sede en Burgos, definió la virtud de la templanza desde una perspectiva personalista consistente en la fidelidad a uno mismo y a la realidad en toda su complejidad; por eso es ejercicio de libertad y de responsabilidad, porque pretende lograr el equilibrio y la armonía entre los diversos recursos naturales de los que dispone el ser humano, para ponerlos al servicio de su felicidad.El jueves 15 fue la última conferencia. En ésta, el psicólogo don Carlos Domínguez, jesuita y profesor de la Facultad de Teología de Granada, presentó la templanza en el terreno de la sexualidad y planteó un reto: “lograr una armonización del deseo, a veces inconsciente, para que ese dinamismo humano juegue como propulsor de la vida del sujeto y no como una fuerza que acaba desequilibrándola seriamente”. Es de agradecer a los responsables del Instituto Superior de Filosofía “San Juan Bosco” de Burgos este tipo de reflexiones, de aportaciones de gentes expertas en estas materias. Si cultivamos la templanza, caminaremos hacia la armonía en todos los aspectos de nuestra vida; nos han dado algunas claves; el reto está sobre la mesa.
Marian Serrano
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