El encuentro, convocado, nada menos que desde La Orotava, por don Guillermo Navarro (SCo), al que privó de asistir una grave y galopante enfermedad. Fue coordinado por don Gragorio Crespo (SLe), anfitrión excelente y fraterno, que logró que se cumpliera a la perfección la finalidad primordial: hacer memoria y celebración de la efeméride sacerdotal, mediante la reflexión y la convivencia.Haciendo memoriafont>Así inicia Juan Pablo II su carta “a los ancianos” (1 octubre 1999): “Queridos hermanos y hermanas, a nuestra edad resulta espontáneo recorrer de nuevo el pasado para intentar hacer una especie de balance. Esta mirada retrospectiva permite una valoraci´´on más serena y objetiva de las personas que hemos encontrado y de las situaciones vividas a lo largo del camino… Son recuerdos de hechos ordinarios y extraordinarios, de momentos alegres y de episodios marcados por el sufrimiento. Pero, por encima de todo, experimento la mano providente y misericordiosa de Dios Padre, el cual cuida del mejor modo todo lo que existe…”La mirada retrospectiva arrancó de aquel 28 de junio de 1952, inolvidable, fecha de la ordenación sacerdotal de cincuenta salesianos: 32 en Madrid y 18 en Barcelona. Mirada que ya se entrecruzó en ocasión de las Bodas de Plata, celebradas el 28 de junio de 1978 en el Tibidabo, con asistencia casi en plenitud de número y de facultades.La “plateada” mirada de hace veinticinco años, hoy ya cincuentenaria, “doraba” sus vidas, de las que, en sentir del Papa, “permitía una valoración más serena y objetiva”. En un clima distendido, fraterno, de verdadero espíritu de familia. Durante los días dedicados al retiro, uno tras otro fue visualizando ante los demás los momentos álgidos de “esta es mi vida”, trocada momento a momento en historia de salvación. Iluminada por la luz de la fe y por el ideal de gastarse por los jóvenes.Como el Papa, hoy reconocen que, “por encima de todo, han experimentado la mano providente y misericordiosa del Señor”… y de la Señora, que en Don Bosco, tantas veces han escrito derecho con renglones torcidos…. y conmemoraciónfont>La memoria se ha hecho también celebración “dorada”. De los cincuenta ordenados en aquel 28 de junio de 1953, quince han pasado a gozar de la plena visión del Padre, y otros cuantos están postrados por el dolor. Al final, han sido 19 representantes de todas las inspectorías españolas que han peregrinado a Santiago.El encuentro se iniciaba el día 8 con la visita matutina –muy bien guiada- al “Señor Santiago”; visita que culminaba con la Eucaristía de los peregrinos, que llenaban la catedral, y que tuvieron el inmenso gozo de que la presidiera el Sr. Arzobispo, don Julián Barrio. En ella, momento de especial emoción fue la ofrenda al Apóstol, preparada para la ocasión por don Pascual Malo (SBa), a la que respondió el Sr. Arzobispo con un canto de agradecimiento a Dios y al Apóstol por el don de la fidelidad al sacerdocio salesiano, canto perfumado por el revoloteo ambiental del famoso botafumeiro.Como se ha subrayado, el encuentro ha sido auténtica peregrinación, conjugando en perfecta armonía la reflexión y la convivencia. Las jornadas de retiro – encuentros íntimos con Cristo y con Don Bosco en la reflexión y la oración durante los días 9, 10, 11, 13 y la mañana del 15- fueron animadas por don Antonio Mª Calero (SSe) y don Jesús Borrego (SSe), la animación litúrgica, “por horas”, la compartieron todas las inspectorías. De la animación musical se encargaba don Antonio González (SLe), que además se reveló un experto guía, conocedor acabado de la realidad de Galicia.La Convivencia gozó de momentos de distensión y de magníficas excursiones: a las Rías Bajas, con la visión desde el Monte de Santa Tecla y el deguste del mejor albariño en la casa salesiana de Cambados; la de las Rías de Muro y Noia, contempladas desde el “mirador de Curota”, la visita a Iria Flavia, Padrón, las huellas históricas del “dolmen de Currebedo” o el “castro de Baroña” y por último a las Rías Altas, pasaron por Betanzos y Pontedeume, Ortigueira hasta recalar en Vivero para disfrutar de su espléndido paisaje desde el Monte de San Roque. Después una rápida visita a Lugo con un paseo por la muralla y un “tú a tú” con el Señor, expuesto perennemente en la catedral.Y hasta las Bodas de Diamantes…font>El encuentro se cerró dedicando todas la mañana del 15 a la reflexión compartida en estos días, -germen de mi vocación, momentos más memorables de mi sacerdocio, soporte más fuerte de mi perseverancia y fidelidad, sentimientos que afloran hoy en mi corazón…- que caldeó nuestros ánimos para la Eucaristía Jubilar de acción de gracias. Quiso presidirla el Señor inspector de León, don Ángel Fernández, que agradeció a Dios , en María Auxiliadora, los cincuenta años de entrega sacerdotal a Don Bosco en sus respectivas inspectorías, las cuales reconocen hoy que estos hermanos “con la prestación de los servicios que le sean posibles y aceptando su situación personal, son fuente de bendición para las comunidades, enriquecen el espíritu de familia y hacen más profunda la unidad”. Eso ha querido significar en esta ocasión la renovación de los consejos evangélicos, convencidos que “ofreciendo con fe sus limitaciones y sufrimientos…, se unen a la pasión redentora del Señor y siguen participando en la misión salesiana”.Aún les quedaba vivir una experiencia en Santiago, ya que por algo traían todos guardado un paraguas… Lo decían los expertos “es raro que no haya caído una gota en estos diez días”. Por fin, también la borrachera de arte recibida la pudieron admirar con su vestido de lluvia, ya que según el dicho compostelano “¡En Santiago hasta el agua es arte!”.Todo cumplido… con el agradecimiento de corazón a Dios por el don de la fidelidad y de la felicidad durante sus 50 años de sacerdocio salesiano, animados a proseguir caminando como testigos gozosos y apasionados del Reino, se daban abrazo fraterno de despedida… ¡¡hasta las Bodas de Diamante!!

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