Don Ángel Fernández Artime, décimo sucesor de Don Bosco ha visitado las dos inspectorías de España. Y lo hace dos años después de su elección como Rector Mayor.
En su periplo por tierras españolas ha dedicado cinco grandes momentos de manera particular a la Familia Salesiana, comenzando por Madrid-Atocha, el 28 de abril, siguiendo por Puertollano el día 6; dos días después en Sevilla-Trinidad, el día 10 en Alicante y, finalmente, el 13 en Barcelona-Sarriá. Además de otros encuentros en A Coruña, aprovechando la apertura del Centenario y el homenaje a María Auxiliadora, Ourense, Logroño-Los Boscos, Granada y Valencia; lugares éstos donde junto a la Familia Salesiana se unieron más miembros de las comunidades educativo-pastorales presentes y cercanas a estas localidades.
El Rector Mayor ha estado generoso con la nuestra familia y nosotros estamos contentos por lo vivido y compartido con él. Hemos podido saludarle, hacernos fotos, rezar, cantar, dialogar, cenar con él y eso ha sido ocasión para sentirnos privilegiados por su presencia en medio de nosotros.
De estos días a su lado, siguiendo en Facebook, en las redes, con las imágenes publicadas podemos decir que don Ángel lleva a la Familia Salesiana, como no podría ser de otra manera, en el centro de su corazón salesiano y lo ha manifestado no sólo con sus palabras repitiendo a menudo que se encuentra muy a gusto rodeado por todos nosotros, sino además con sus gestos, su opción, su mensaje y su serenidad. Se nota que disfruta estando en familia.
Todos hemos quedado satisfechos y contentos. Con las pilas salesianamente cargadas. El Rector Mayor nos ha recordado la importancia que tiene la Familia Salesiana, que está muy viva, es rica y variada.
Pero, no podemos quedarnos ahí. Tenemos que seguir dando pasos juntos, “está prohibido lamentarse” en nuestra familia pues somos personas de esperanza, hijos de un soñador entusiasmado y profundamente creyentes en el Señor de la vida y del amor. La Familia Salesiana fue una genial idea de Don Bosco que estamos redescubriendo cada día y que hoy está llamada a actualizar la invitación del papa Francisco siendo abierta y casa de acogida para todos, para que aquellos que no encuentran un lugar puedan acudir a nuestra familia y sentirse acompañados, queridos, arropados y abrazados por una familia que los quiere y apuesta por ellos, especialmente por los últimos y los más necesitados.
La Familia Salesiana “debe dar testimonio de lo que es. Tenemos que pensar cómo creamos un tejido social honesto, tenemos que favorecer el diálogo, el respeto. Trabajar en construir porque cuando se destruye el tejido social hacen falta luego muchos años para reconstruirlo”. Nos recordó además que “el día en el que no estemos entre los jóvenes, debemos empezar a preocuparnos”, porque la Familia Salesiana tiene una misión educadora y evangelizadora.
Los diferentes grupos de la Familia Salesiana presentes en las inspectorías tenemos que recorrer juntos esta misión compartida. Los jóvenes, las clases populares, la Iglesia… nos necesitan.
Una frase final: “Nuestra comunión y fe pueden transformar realidades”.
Delegados de la Familia Salesiana
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