Uno de los elementos más importantes para la conservación de la familia es la búsqueda de compañía de personas con esperanza. Una familia tiene necesidad de crecer en un ambiente lleno de estímulos positivos. Los buenos amigos son indispensables para vivir mejor. Una de las necesidades absolutas de la vida es el refuerzo social. El hombre ha sido creado para la compañía. Como leemos en el Génesis: “No es bueno que el hombre esté solo”. Dios es Trinidad, es decir comunión, es Amor. Jesús formó el grupo de los Doce y fundó la Iglesia. Lo padres deben, en todo caso, ayudar a los hijos a tener amigos verdaderos, y la misma familia no puede prescindir de ellos. Detrás de una amistad hay un verdadero encuentro, algo que hace que, después, no seamos ya los mismos. Los padres que viven experiencias de amistad sincera y genuina enseñan realmente a los hijos qué cosa significa tener amigos. Es triste tener padres que no invitan nunca amigos en casa: de esta forma llega a faltar una ventana abierta sobre la vida, y a padres de este tipo les resulta difícil, si no imposible, comprender que la amistad sea un valor importante en la existencia. La amistad verdadera da la fuerza para lanzarse a la aventura, para pensar más allá de nosotros mismos, para comprometerse. Tal vez es por esto que casi todos los adolescentes dicen que la amistad es para ellos la cosa más importante. Y esto porque en la amistad uno se siente más fuerte gracias a la seguridad y a la confianza en sí mismo que le llega de la confianza de otra persona a quien respetamos, a quien es posible confiarle todo, también aquello de lo que no estamos orgullosos, sabiendo que será aceptado con tolerancia. Los amigos son importantes. La sabiduría popular ha expresado siempre el problema con claridad y sencillez: “Dime con quien andas y te diré quien eres”. Los hijos son influenciados por los amigos, por su ambiente, por su pandilla. Según estudios recientes, la personalidad de los hijos está influenciada principalmente (salvando siempre el peso de la herencia) por los contemporáneos, destinados a plasmar el comportamiento y las opciones mucho más que la educación paterna y materna. Son los compañeros/amigos (de juego, de escuela y de barrio) quienes determinan lo que es importante y las actitudes del niño, lo hacen frágil e inseguro cuando se siente rechazado porque no acepta las reglas del grupo, lo llevan hasta el extremo de abandonar los estudios. Puede parecer excesivo, pero muchos padres viven realmente preocupados. La presión de los compañeros y de los amigos es poderosa. En grupo, el muchacho más buena persona del mundo puede dejarse arrastrar a acciones que nadie podría imaginar jamás. La elección de los amigos no es nunca una elección fácil y no es nunca una elección neutra: puede estar sembrada de delusiones, traiciones, sufrimientos. Por eso los padres saben que deben actuar con tacto y prudencia en este campo. El tema de los amigos es importante sobre todo para los hijos. «¿Por qué sus amigos son más importantes que su familia?». Por más que sus padres sean buenos y comprensivos, su madre serena y equilibrada, su padre afectuoso y tolerante, la separación del hijo adolescente parece obligada e inevitable, al menos en parte. Cierta ruptura forma parte del camino familiar normal. En la pubertad, las prioridades de los hijos cambian: “¡Los amigos ante todo!”, y la familia pasa a un segundo lugar. A través de las relaciones amistosas o agresivas que vive, el adolescente comienza a tomar distancias de sus padres y descubre la “vida en sociedad”. No hay que alarmarse: al fin y al cabo es el mismo recorrido que han hecho sus padres, para demostrar que los amigos son no solo útiles sino indispensables. Con los amigos se comienza a amar a alguien fuera de la familia, a respetar otras prioridades, a descubrir otras fidelidades. Es un aprendizaje necesario, que no termina con la adolescencia sino que continúa toda la vida. Los amigos hacen que en el “círculo familiar” entren ideas nuevas, obligan a comprobar las propias, a ahondar la búsqueda de problemáticas acuciantes, a evaluar puntos de vista propios y ajenos. Son fuente de conocimiento, de diálogo y apertura, estimulando a trasladar los intereses propios también fuera de la familia, a descubrir y, a veces, hacerse cargo de dificultades y problemas del prójimo… La amistad, en resumen, enriquece, enseña el respeto y la tolerancia, satisface la necesidad de animación y apoyo que cada uno siente y busca.Los amigos no sirven para huir de las responsabilidades que tenemos, al contrariollevan a mirar de cara la realidad, para afrontarla con las debidas energías.
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