El día 31 de marzo, Benedicto XVI recibió en audiencia privada a los salesianos participantes en el CG 26. Al frente del grupo estaban el Rector Mayor, y los miembros del nuevo Consejo General. Después del saludo del Rector Mayor, el Santo Padre recordó a los Salesianos que es necesario escuchar “las llamadas de los jóvenes, sobre todo sus preguntas sobre los problemas de fondo, que se refieren al intenso deseo de vida plena, de amor auténtico y de libertad constructiva. Son situaciones que interpelan a la Iglesia y a su capacidad de anunciar el Evangelio con toda su carga de esperanza”.Refiriéndose al tema capitular y al deseo de reavivar la pasión apostólica en cada salesiano y en toda la Congregación, el Pontífice dijo: “Don Bosco quiso que la continuidad de su carisma en la Iglesia lo garantizase la elección de la vida consagrada. También hoy el movimiento salesiano puede crecer en fidelidad carismática solamente si en su interior hay un núcleo fuerte y vital de personas consagradas… Toda la Congregación debe aspirar a ser memoria viva del modo de ser y actuar de Jesús. ¡Que sea Jesús el centro de vuestra vida!… De aquí nace el amor ardiente por el Señor Jesús, la aspiración a parecerse a Él, asumiendo sus sentimientos y su forma de vida, el abandono confiado en el Padre, la dedicación a la misión evangelizadora, que deben caracterizar a todo salesiano”.Pidió además el Papa “custodiar y reavivar la fidelidad a la llamada. Y señaló algunas tareas: “Queridos Salesianos, sea vuestro empeño formar laicos con corazón apostólico, invitando a todos a caminar en la santidad de vida que hace madurar discípulos valientes y apóstoles auténticos”, invitando a los salesianos a extender su pastoral hacia las familias: “la predilección y el compromiso por los jóvenes, que caracteriza al carisma de Don Bosco, se deben traducir en compromiso por la formación de las familias…Cuidar a las familias no es restar fuerzas al trabajo de los jóvenes, sino hacerlo más duradero y más eficaz. Por eso, alentó a profundizar en las formas de este compromiso, que beneficiará la educación y evangelización de los jóvenes”. “Concluyo -dijo- dando gracias a Dios por la presencia de vuestro carisma al servicio de la Iglesia. Os aliento en la realización de las deliberaciones capitulares y os aseguro mi oración para que podáis emprender cuanto el Espíritu os sugiera para el bien de los jóvenes, de las familias y de todos los laicos involucrados en el espíritu y la misión de Don Bosco”.
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