En esta ocasión no escribo para compartir algunos de los eventos particularmente significativos acaecidos en esta “ciudad eterna” de Roma, sino más bien para despedirme de los lectores que amablemente han prestado su atención a todo cuanto he podido compartir en esta sección del Boletín Salesiano español, desde enero de 2016 hasta hoy.
El año pasado fueron experiencias vividas en el marco del año jubilar de la misericordia, desde su apertura hasta su conclusión, y este año 2017 he llevado a los lectores de la revista algunos momentos que me parecieron especialmente interesantes de la vida en Roma.
Con un género más narrativo que especulativo, he tratado de abrir una ventana que permitiese contemplar algo de lo que ha ido sucediendo en esta ciudad que es meta de peregrinos, lugar de encuentro con el sucesor de Pedro, espacio de comunión para muchos discípulos del Señor.
Ahora me dispongo a alzar el vuelo para regresar al continente en el que una nueva misión me aguarda. La puesta en marcha de una nueva familia inspectorial, en África Central, ha supuesto para mí un cambio de lugar, de tarea y de compañeros de misión. En este mes de septiembre la Iglesia celebra el día 8 la fiesta de la Natividad de la Virgen. Ese mismo día otro nacimiento tendrá lugar en Kinshasa, dando a luz la Visitaduría “María Auxiliadora”, que se extiende en las regiones central y occidental de la República Democrática del Congo (Congo-Kinshasa) y en toda la geografía de la República del Congo (Congo-Brazzaville).
He vivido en Roma dos años muy llenos de Dios, y ese es el valor principal que llevo conmigo y que me vigoriza para iniciar una nueva aventura. El carácter cosmopolita de la ciudad y de mi comunidad en Roma me ha abierto nuevos horizontes y ampliado nuevas perspectivas. Este sigue siendo centro de comunión, tanto para la Iglesia como para la Familia Salesiana, en torno al Papa y al Rector Mayor. Ahí nos volveremos a encontrar. ¡Arrivederci Roma!
Manolo Jiménez
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