Es fácil hablar con Arcadio, lo saben bien las integrantes de “ADMA que es como la tierra buena que anima a preparar la semilla y extenderla para que, en estos tiempos de increencia bastante generalizada, se mantenga encendida la lámpara del celemín evangélico y se convierta hoy en esos modernos y potentes focos de largo alcance y duración, que sepan defender su fe. Todo esto es contagioso”.
Cuenta con 81 inviernos “porque nací el 21 de diciembre” y desde los 11 comenzó a “aprender a gobernar su vida por el código salesiano”. En la actualidad son 64 años de salesiano y 54 de sacerdote. Como curiosidad nos dice: “Formé parte de la primera promoción sacerdotal de aquella joven Inspectoría. Desde entonces, mi vida salesiana ha recorrido por las obras de esta Inspectoría, hasta que el destino y las circunstancias nos han añadido a otra Inspectoría más grande y prometedora”.
En 1988, don Federico Hernando, entonces inspector, “me hizo a bocajarro la proposición de ser su vicario. De piedra (no vicario de piedra sino de postura) inmóvil y mudo. Y además te encargarás de ADMA. No son más que dos conferencias anuales. Yo te presentaré (…) desde entonces son ya 28 años dando esas dos charlas anuales que se han multiplicado por 22…”.
La misión la asumió “con la alegría de percibir que Ella se arregla para salirse con la suya; que facilita las cosas; que continúa entusiasmando al ver el entusiasmo desbordante de quienes forman la Asociación; de “palpar” sin rodeos y ampliamente la acción del Espíritu en almas sencillas y buenas, por medio de María”.
Arcadio constata que la Asociación ADMA ha evolucionado como la propia sociedad “e intenta, con su formación, ponerse al día y estar preparada para vivir su fe y defenderla, en la sociedad cambiante en que ha tocado en suerte vivir”.
Y si pensamos en la Juventud: “son muchos los agentes que disputan su influencia en ella. Hay que unir fuerzas, coincidir en los mismos objetivos –teóricos y prácticos– para que nuestra acción sea más fructífera. No nos resulta fácil. Pero en ello estamos. ADMA está dispuesta a echar una mano, según sus posibilidades”. Y añade: “ADMA, porción ideada y mimada por Don Bosco para defender la fe del pueblo sencillo, recuerda a toda la Familia Salesiana que ser devotos de la Auxiliadora es algo constitutivo de la salesianidad”.
Marian Serrano
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