Así empezó todo;/strong> Surgió la idea de representar un musical. Se barajaron propuestas y al final nos ilusionamos con el proyecto de llevar a escena Peter Pan por diferentes razones: se cumplía el centenario de la obra, el cine lo ponía de actualidad con el último estreno sobre la vida del autor, los personajes y la música ofrecían un gran atractivo y muchas posibilidades y ya se había representado en algunos centros juveniles. Nos pusimos en acción;/strong> Se seleccionaron textos del libreto original, de la película de Disney y de otros que llegaron a nuestras manos. Lo mismo ocurrió con la música. El grupo de teatro se organizó cuenta con más de 150 componentes a partir de los 4 años que se organizaron en diferentes secciones. Todos querían y debían participar. El siguiente paso fue distribuir los personajes. Ensayo tras ensayo con participación del cien por cien, el texto se aprendió rápido, los bailes con algo más de esfuerzo. Más tarde llegó el momento de pensar en el vestuario, el decorado, las luces… Los mayores compartieron sus ideas, sus preferencias… y entre todos dimos los pasos definitivos. Parte de los trajes se recuperó de la surtida ropería, otros fueron de nueva creación. El decorado se decidió que fuera un gran barco que anunciara cada escena de piratas, un árbol inmenso por el que treparían los niños perdidos, sería la casa desde donde observarían escondidos las escenas… Mucho color y fantasía para ubicar el mundo de las sirenas y la casa de los Darling, que debería tener muchos detalles: las luces y la música, la ambientación de las batallas y la que acompañaría a cada escena… Las escenas, el texto y la coreografía, se preparaban por grupos de unas veinte personas totalmente independientes unas de otras. Esta sería la forma de hacerlo más sencillo: cada equipo tendría su horario, su trabajo… Pero después había que conjuntar toda la labor. Y entonces nos dimos cuenta de que “Peter Pan, el musical” era algo más que una simple representación de teatro. Las complicaciones se sucedían y no podíamos abandonar. Había que echar el resto, y lo hicimos. Multiplicamos los ensayos en el último mes y nos reforzábamos unos con otros. Cada uno veía el trabajo del otro y lo felicitaba. Y llegó el gran día;/strong> Un equipo de más de 160 personas se ponía en acción. Sonó la música y la magia de Peter Pan se hizo realidad. La primera representación fue para nuestros compañeros del cole. Las siguientes representaciones fueron para familiares y gente mayor. En la foto final, con todo el grupo sobre el escenario, los aplausos nos indicaba que “Peter Pan, el musical” había gustado, y mucho.
Jorge Ponsoda Nadal
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