Don Bosco fue un sacerdote cercano. No hizo distinción entre personas, aunque su misión se desarrolló entre los jóvenes más pobres de Turín. No improvisó Juan Bosco esta forma de ser. Su corazón fue moldeado por el ejemplo de aquellos que conoció durante su adolescencia y juventud don Calosso y don Virano, ambos sacerdotes, maestros y educadores, sembraron en Juan la semilla de la disponibilidad hacia quien más lo necesitara y de la cercanía hacia todos los que se acercaran pidiendo consejo. Hay quienes se han sentido llamados a un servicio especial en la Iglesia con el estilo de don Bosco, a través del ejemplo de salesianos que ha sido como un motor especial a la hora de decidirse. La palabra oportuna, la cercanía y el apoyo, entre otros factores, han hecho posible optar por Cristo como Salesianos. El testimonio personal que todos, pero especialmente los Salesianos tienen que dar es esencial. La animación vocacional hoy parece que tiene que ser “por contagio”. Ante el testimonio el joven se cuestiona: “también yo puedo ser como él”.
José Mario Pérez
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