Queridos amigos:
En torno a la fiesta de María Auxiliadora tuvo lugar uno de los acontecimientos más relevantes y significativos del bicentenario del nacimiento de Don Bosco: el encuentro del Rector Mayor y del Consejo General con unos 90 obispos salesianos. En el saludo de bienvenida, agradeciendo su presencia, el Rector Mayor resaltó que eran “días de la luz y de reflexión y, por encima de todo, días en los que vamos a compartir nuestro ser salesianos en torno a nuestro padre Don Bosco, en este lugar donde todos hemos nacido a la vida salesiana”.
Todo comenzó en el pequeño caserío de I Becchi hace 200 años, precisamente el 16 de agosto de 1815. Comienza la apasionante aventura de “uno de los hombres más completos de la historia”, según uno de sus primeros biógrafos. Don Bosco es paradigma de una época. Viviendo en un tiempo convulso, de revoluciones, guerras, revueltas, reformas y cambios que introducen a Italia en la era moderna, representa una de las personalidades más señeras del siglo XIX. Su entrega total a Dios y a los jóvenes, su actividad incansable, su espiritualidad sencilla, su santidad, están en el origen de una nueva experiencia espiritual: el carisma salesiano. Como certeramente explicó el cardenal Spínola, la más notable entre todas las creaciones de Don Bosco es la Congregación Salesiana, que enseguida se prolonga y alarga en la fundación del instituto de las Hijas de María Auxiliadora y en la Asociación de los Salesianos Cooperadores.
Don Bosco fue un hombre de fuerte y atrayente personalidad, dotado magníficamente para la vida. Y fue, al mismo tiempo, un alma mística, apasionado profundamente de Dios y de su gloria, para quien las realidades de la tierra eran secundarias en el orden de sus preocupaciones. Después de 200 años, sus ideas e ideales, sus proyectos y programas apostólicos, su pedagogía y espiritualidad, toda su rica personalidad, siguen fascinando y atrayendo. En torno a él nace, crece y se desarrolla pujante la Familia Salesiana, que le reconoce como “Padre y Maestro”.
Al culminar las celebraciones del bicentenario de su nacimiento, cuantos seguimos el carisma salesiano sentimos el reto y el compromiso de “volver hoy a Don Bosco”, de serle fieles, es decir, de conocer, imitar, invocar y amar al “Padre y Maestro” que Dios regaló a la Iglesia y a la sociedad para responder a las necesidades más profundas de los jóvenes.
Eugenio Alburquerque Frutos
Director
Foto autor: Daniel Díaz-Jiménez Carmona
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