Soñar no es un verbo regular, es un verbo precioso. Engloba nuestros anhelos, nuestros deseos… Sin embargo, los sueños son irreales, difícilmente alcanzables, lejos de nuestras posibilidades… “De pequeñito soñaba con ser piloto de Fórmula 1”, ¿de cuántos niños podemos decir esa frase? Seguramente que ha habido más niños con ese sueño en los últimos 10 años que pilotos de Fórmula 1 a lo largo de la Historia. Aún así, hay quienes convierten su sueño en realidad, ahí tenemos a Fernando Alonso o a Carlos Sainz Junior, por poner ejemplos cercanos. No obstante, mirando un poco la biografía de ambos, su sueño se conjugó con la oportunidad de desarrollar su carrera como piloto y, por supuesto, cierto talento.
Los sueños pueden cumplirse, pero no basta con desear algo mucho para que se convierta en realidad. Somos lo suficientemente maduros como para saber que, sin esfuerzo, los logros no llegan, los sueños no se cumplen. Y también para saber que el talento, así en bruto, no sirve para nada, necesita unas guías para desarrollarse… La autosuficiencia, la autonomía máxima no es algo inherente al ser humano, somos seres sociales y no somos capaces solos de alcanzar grandes metas.
¿Se imaginan que hubiera pasado si Einstein o Stephen Hawking no hubieran tenido un profesor de matemáticas, si nunca nadie hubiera puesto en sus manos tratados de álgebra o de cálculo infinitesimal o, simplemente, si no hubieran podido asistir a la Universidad? Pues que, seguramente, su talento para la ciencia, para la investigación se habrían quedado en bruto, jamás se hubieran desarrollado, serían dos personas anónimas con un gran potencial científico por descubrir… Sí, es cierto que pueden decir que estamos hablando de casos muy especiales y que, seguramente, en nuestras calles y plazas nos crucemos cada día con gente con grandísimos talentos sin desarrollar y, en muchos de los casos, sin descubrir siquiera por ellos mismos.
Pero volvamos a la ecuación: Éxito = Sueño + Talento + Oportunidad + Esfuerzo. Los sueños, como diría Calderón de la Barca, sueños son, es decir, están ahí sin saber muy bien por qué. El talento se tiene o no se tiene, pero si nadie nos da la oportunidad de descubrirlo ni de desarrollarlo de nada vale. Los sueños son algo muy particular, pero también van marcados por nuestra experiencia, los niños de nuestras calles y barrios sueñan con jugar en el Real Madrid o en el Barcelona, sueñan con ser cocineros, cantantes famosos, pilotos de Fórmula 1… Los niños de los países de misión sueñan con tener un trabajo, poder comer todos los días, tener una familia… Bueno, seguramente también sueñan con jugar al lado de Messi y Cristiano Ronaldo, pero, por desgracia y por la falta de oportunidades, a veces estos niños ven más factible jugar en el Real Madrid y en el Barcelona que poder ir al colegio, aprender un oficio y ofrecer a su familia una vida digna y un futuro con nuevos sueños, porque cuando el colegio se convierte en realidad, la universidad pasa al terreno de los sueños.
Desde Misiones Salesianas nos esforzamos cada día por conjugar el verbo soñar. Hacerlo en primera persona y en segunda resulta bastante fácil, pero donde nos lo jugamos todo es en la tercera, en el Él, el Ella y el Ellos. Una tercera persona que, a través del amor se convierte en primera del plural, en Nosotros soñamos, pues los pequeños de nuestras misiones nos hacen partícipes de sus sueños y a través de vuestra ayuda os convertís en una pieza clave para hacerlos realidad.
Una de las formas más sencillas en las que desde España conjugamos el verbo soñar es a través de los apadrinamientos. Una manera sencilla de colaborar y muy enriquecedora en lo personal puesto que, podemos seguir el desarrollo del niño o joven al que estamos ayudando y ver como sus sueños van día a día, año tras año, convirtiéndose en una realidad. Actualmente, en Misiones Salesianas llevamos proyectos de apadrinamientos en 18 países, Benín, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Etiopía, Guatemala, Guinea Ecuatorial, Haití, India, México, Mozambique, Paraguay, Perú, República Dominicana, Senegal, Togo y Uruguay. Miles de niños que, a través de sus cartas comparten sus sueños y sus progresos con sus padrinos. Miles de niños que, mediante el apadrinamiento, en forma de beca de estudios y alimentación conjugan sus sueños. Conjugar el verbo soñar es mucho más fácil de lo que parece y tú puedes unirte a nosotros solicitando más información en apadrinamientos@misionessalesianas.org
Lorenzo Herrero
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