Un suave sol primaveral calienta el patio de mi centro juvenil. Mientras, pongo en silencio mi móvil con cierta resistencia, y dedico este tiempo de reflexión personal a profundizar el documento que sor Merche nos propone para el tiempo de formación…
“Los amigos son de los regalos más grandes que un joven puede tener y puede ofrecer. Cuando uno quiere a alguien, está a su lado, le cuida, le ayuda, le dice lo que piensa. Los amigos se aguantan, se acompañan, se protegen. Uno de los secretos más grandes del cristiano radica en ser amigos, amigos de Jesús”.
Un buen tipo este Francisco… todo el mundo le entendemos sin necesidad de “traductores”, cuando se habla de corazón a corazón no se necesitan. “Amigos de Jesús”… ¡Ahí está! Al meollo de la cuestión, sin rodeos… Aunque bien sabes, Señor, que a veces prefiero mirar a otro lado. ¡Me complicas la vida!
Perdón, que me lío y debo seguir leyendo…
“El otro día, un cura en broma me dijo: “Sí, usted siga aconsejándole a los jóvenes que hagan lío, siga, siga… pero después los líos que hacen los jóvenes los tenemos que arreglar nosotros”. ¡Hagan lío y organícenlo bien! Un lío que nos dé un corazón libre, un lío que nos dé solidaridad, un lío que nos dé esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús. Ese es, debe ser, el lío que hagan”.
¡Este Papa es total! Ya me parecía que este iba a ser diferente, él nos transmite una imagen de Iglesia nueva, una visión del mundo también diferente. Siento que sus palabras me huelen a Evangelio… algo por dentro me hace sentir que otro mundo es posible. Las palabras y gestos de este Papa, que acoge a las personas de la calle en el Vaticano, que se acerca a aquellos lugares donde la insolidaridad se hace más sangrante… me remueven por dentro. Sí, me hace creer que podemos organizar el mundo de otra manera y, ¿sabes, Señor?, lo más impactante es que me hace sentir que los jóvenes somos no solo necesarios, sino imprescindibles para ello… La verdad es que no acabo de entender por qué dan tantas vueltas a cómo acercar a los jóvenes a la Iglesia, el papa Francisco lo hace tan sencillo…
¡Ufff! Se me ha pasado el tiempo volando… es la hora de la puesta en común y no me ha dado tiempo a leer todo… A ver como acaba…
Jesús, enséñanos a soñar, a soñar cosas grandes, cosas lindas, cosas que aunque parezcan cotidianas son cosas que engrandecen el corazón. Señor Jesús, danos fortaleza, danos un corazón libre, danos esperanza, danos amor y enséñanos a servir. Amén
Pues eso… Amén.
Paloma Redondo
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