Las VDB cumplen 100 años desde su fundación y tienen un futuro prometedor y encantador. Don Felipe Rinaldi, tercer sucesor de Don Bosco, inició el primer grupo de laicas consagradas en 1917. En 1919 las primeras siete jóvenes consagraban su vida a Dios. Fueron reconocidas como Instituto Secular de Derecho Pontificio en 1978.
Don Joan Lluís Playá fue nombrado por el Rector Mayor Asistente Central de las Voluntarias de Don Bosco. En una entrevista nos presenta la figura fascinante de las VDB, mujeres que sin un signo externo llevan a Dios en su vida y son testigo de un amor divino con estilo salesiano.
Pregunta.- ¿Quiénes son las Voluntarias de Don Bosco?
Respuesta.- Un Instituto Secular perteneciente a la Familia Salesiana, fundado por el Beato Felipe Rinaldi hace 100 años. Son mujeres consagradas “por” y “para” Dios, que viven su misión en el mundo, en las condiciones normales de la vida laical con una espiritualidad típicamente salesiana.
P.- ¿Cuál es la misión de las VDB dentro de la Iglesia?
R.- La misión de los Institutos Seculares es servir al mundo, ser su alma y su fermento, santificarlo, consagrarlo, reflejar en él los valores de la justicia, del amor y de la paz. Las VDB tratan de vivirlo desde la Espiritualidad Salesiana. La suya es una misión a “ser” que dé la calidad humana y cristiana propia del carisma salesiano en todos los ámbitos de la vida: personal, familiar, profesional, social, eclesial.
P.- ¿Pensaba don Rinaldi en un grupo y en una misión de las VDB para estos tiempos?
R.- Quien pensaba en un gran movimiento para este tiempo fue Don Bosco. Don Rinaldi, en su acción de acompañamiento espiritual de mujeres jóvenes, descubrió que algunas de ellas buscaban realizar en su vida lo que Don Bosco había pensado para la Congregación, y que la Santa Sede no se lo había permitido: que también pudiera haber consagrados salesianos y consagradas salesianas que vivieran en el mundo.
P.- ¿Qué sentido tiene una vocación como la de las VDB, hoy?
R.- Respondo con las palabras de unas jóvenes VDB: somos conscientes que se trata de una vocación profética y que no todos entienden su valor. Lo importante en este mundo es la apariencia. Lo que no aparece no existe. Pero, ¿qué sentido tiene lo que el mundo tiene como importante sin espiritualidad? Nuestra vocación se hace profecía.
P.- Y, ¿qué significa esto en la vida ordinaria?
R.- Significa que ellas viven y actúan en la normalidad de la vida, pero de modo silencioso, allí donde se encuentran y donde se relacionan. Tratan de descubrir y de vivir la presencia de Dios en lo ordinario de la vida. Son como la prolongación de la mano de Dios. Son testigos silenciosas de Dios amoroso. Son mujeres que tratan de responder a los retos de hoy, demostrando que es posible vivir el cristianismo en la sencillez de la vida: un estilo de vida que evangeliza y que les hace felices.
Trabajos de la primera Voluntaria con Don Bosco en el continente africano.
P.- ¿Qué llevan de la Espiritualidad Salesiana en sus vidas?
R.- Todo. Experiencia de Dios, vida evangélica, docilidad al Espíritu, sentido de Iglesia, vivencia mariana, oración, espiritualidad del Sistema Preventivo en lo cotidiano, caridad pastoral, predilección por los jóvenes pobres, espíritu de familia, optimismo, alegría, trabajo, templanza, iniciativa, comunión con los otros grupos de la Familia Salesiana…
P.- ¿Y cuál es su aporte específico a la Familia Salesiana?
R.- Ni obras, ni proyectos, ni campos concretos de misión. Su aportación es la calidad de su “ser” sobre todo en dos direcciones fundamentales: la calidad de su vida interior hecha de meditación, contemplación y oración; y la calidad de su “presencia” consagrada en el mundo.
P.- ¿Dónde crecen las VDB en el mundo?
R.- Conforman el Instituto 1200 mujeres, presentes en 46 países de los cinco continentes. Unas 140 en Asia, 410 en América, 610 en Europa y 40 en África. Este tipo de vocación crece en las jóvenes de ambientes cristianos, espiritualmente vivos y acompañados, allá donde se explicita la pregunta por un “algo más” o por “ir más a fondo”. Las vocaciones emergen en ambientes comprometidos que cuentan con acompañantes que abren horizontes y facilitan la búsqueda del querer de Dios. Un reto y una responsabilidad para cuantos formamos parte de la Familia Salesiana, que nos piden conocer más a fondo la vocación a la secularidad consagrada en la vida salesiana y disponerse, como don Rinaldi, a ser mediadores de la llamada de Dios.
Jesús Jurado
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